Oscuro retrato de familia

EL LEGADO

★★★★✩

La voz en off del personaje central nos dice justo en el inicio de la película mientras su figura pasea cerca de la tumba del padre: «“¿Qué es lo que hace al monstruo?” os preguntaréis. Mi padre me contó que solo después de nuestra muerte sabremos lo que somos, lo que hemos elegido ser, ángel o demonio». Justo ahí se encierra la clave de esta más que interesante adaptación de la novela del escritor irlandés Joseph Thomas Sheridan Le Fanu, uno de los autores de la época victoriana más fascinantes, autor de historias de fantasmas, terror y misterio, que lo han colocado como indispensable dentro de la literatura gótica con títulos tan poderosos como La casa junto al cementerio, Schalken, el pintor, la historia vampírica Carmilla –de la que Bram Stoker se inspiró para su Drácula–, o El tío Silas, esta última adaptada por Lisa Mulcahy, titulada aquí El legado, aunque el título en su país de origen sea Las mentiras que contamos. La historia nos remite a una joven, Maud, –rol interpretado por una magnífica Agnes O’Casey– que hereda una inmensa fortuna tras la muerte de su padre, pero que tendrá que esperar a la mayoría de edad para disponer de ella libremente. Hasta entonces, su tío Silas, –un no menos espléndido David Wilmot– ejercerá de albacea de todos los bienes.De un modo que funciona in crescendo, la joven irá sufriendo las consecuencias de los oscuros planes del familiar, un ser maquiavélico que guarda un terrible secreto que utiliza como arma para debilitar emocionalmente a su sobrina. Todo aquí es malintencionado. Tanto Silas como sus hijos, especialmente el repugnante primo, y una institutriz francesa, convierten su hogar en una cárcel para Maud. Sus intenciones son oscuras, maldicientes, asfixiantes. En El legado se consigue crear empatía por una mujer aparentemente indefensa aunque su férrea voluntad y su inteligencia proporcionarán importantes y definitorios giros argumentales.El legado posee una notable calidad visual, una ambientación victoriana perfeccionista, una atmósfera que elude el sobresalto para moverse con habilidad en el suspense, en el drama, en el tormento que encierra una gran mansión donde los ángeles y demonios mostrarán sus armas hasta las últimas consecuencias.