CRÍTICADECINE
Miyazaki, el creador de mundos
EL CHICO Y LA GARZA
★★★★✩
Aunque la edad ya apunte que esta será la última película de Hayao Miyazaki, no cabe duda de que este maestro de la animación ha sobrepasado el tiempo. Su impronta queda grabada en una filmografía extraordinaria y ha convertido los ya míticos estudios Ghibli en un santuario, en un mundo dentro de otros mundos, en la muestra de un talento inabarcable, pleno de fantasía y sueños imposibles que Miyazaki ha concebido en historias para niños y adultos. Historias que contienen poesía, dulzura y, a su vez, drama y que destilan tanta amargura en algunos tramos como alegría de vivir, ya que este versado conocedor del alma humana no ha regalado edulcorados momentos que puedan rozar lo remilgado sino que ha tratado la mente de un niño con respeto, sin evitarle tramos difíciles de la existencia, pero aportando momentos de maravillosa magia, de sentimientos hermosos, algo que nos llega a todos sin importar la edad que tengamos.En El chico y la garza hay mucho de tono biográfico de este pedagogo de los sueños, construyendo un guion que se inspira en la novela de Genzaburô Yoshino ¿Cómo Vives?, todo un clásico de la literatura japonesa, de la que Miyazaki extrae ideas sobre la miseria en los años difíciles, sobre la mirada de las cosas de un adolescente, sobre sus momentos emocionales. La película mueve los resortes de la mente de un niño cuando un bombardeo nocturno durante la II Guerra Mundial destruye un hospital y sufre la pérdida de su madre –el propio Miyazaki fue testigo de los bombardeos nocturnos en la ciudad de Utsunomiya cuando tenía solo cuatro años de edad–. El personaje central de El chico y la garza se traslada con su padre al campo, a una casa donde espera la que será su nueva madre junto a un grupo de ancianas que proporcionarán protección. El padre del muchacho trabaja en la industria armamentística aérea –como el del propio Miyazaki–, y lejos del horror de la guerra vivirá su trauma, su dolor, aunque abierto a la curiosidad del lugar que se hace extraño cuando aparece una garza real. Mundos paralelos, insólitos, con personajes singulares en una búsqueda fantástica y, a su vez, en otra real, la que hará que se encuentre a sí mismo y poder recomponer su vida.Utilizando una imaginería en ocasiones desordenada, obliga a entender lo inalcanzable, lo inverosímil, como sello de un autor complejo y a su vez de una inteligencia excepcional, para llevarnos a la fantasía más pura.El creador de obras maestras como El viaje de Chihiro, Mi vecino Totoro, La princesa Mononoke, El castillo ambulante o Porco Rosso nos ha contado historias fabulosas con un estilo inigualable. Ha hecho de la perfección su sello. Alguien así no se despide, perdura para siempre.