Un hombre bueno
El maestro que prometió el mar
Año: 2023
Duración: 105 min.
País: España.
Dirección: Patrícia Font.
Intérpretes: Enric Auquer, Laia Costa, Luisa Gavasa, Ramón Agirre, Edu Ferres.
Cine: Screenbox
Lleida, JCA Alpicat.
★★★✩✩
El golpe de estado que desencadenó una guerra civil y que en días como estos utilizan a la ligera los que levantan el brazo cantando el Cara al sol represalió a muchos hombres buenos, a maestros que ejercieron la docencia desde el conocimiento, sin tabúes, con fórmulas nuevas de enseñanza en todos los rincones de la geografía española. El catalán Antoni Benaiges fue uno de ellos, un hombre dedicado a formar personas, a hacer de los niños seres útiles en la vida aunque viviesen en el seno y resquemor de familias pobres que no sabían más que trabajar duramente. Patricia Font adapta la novela de Francesc Escribano –a través de un guion de Albert Val, con raíces en Isona– para rescatar del olvido a aquel maestro que llevó luz a un lugar cerrado en sí mismo, a un pequeño pueblo de la provincia de Burgos poco antes del conflicto bélico. El director de arte de la película es el escenógrafo pallarés Josep Rosell (Tremp, 1950), gandor del premio Goya por El orfanato, de J.A. Bayona, y con una de las trayectorias más destacadas en el cine español de las últimas décadas junto a directores como Vicente Aranda, Francesc Betriu, José Luis Cuerda o Manuel Gómez Pereira.El maestro que prometió el mar se mueve en dos tiempos. Por un lado, el del pasado, que nos aproxima a esa época en que Benaiges impartió clases, y su posterior destino, cruel y salvaje. Y por el otro, el actual, donde Ariadna, una mujer joven, buscará el paradero del padre de su abuelo, un hecho que la llevará hasta Burgos, en el momento de las excavaciones y exhumaciones en La Pedraja, con la voluntad de encontrar el rastro de su familiar. La película intercala estos hechos y la figura del maestro desaparecido cobra forma, promueve el recuerdo, mueve los hilos de la emoción cuando vamos conociendo a aquel hombre honesto y libre, su relación con los niños, su bondad y valentía frente a una oposición retrógrada y malicienta y el castigo que se le infligió por rojo y ateo, por ser profesor de una escuela laica que no creía en crucifijos. Por ser republicanfue sometido a escarnio público, torturado y tiroteado en medio de la nada con el beneplácito de la Iglesia en la forma de un párroco infernal y el temor de las gentes de aquella España negra que no cesa. Es una película que recuerda en cierta manera a La lengua de las mariposas, de José Luis Cuerda; tiene el regusto amargo de ese montón de héroes perdidos y remueve la memoria de los huesos. El maestro que prometió el mar se resiente un tanto de esa inclusión del tiempo actual, en una búsqueda un tanto deshilvanada y en un personaje frío interpretado por Laia Costa, todo lo contrario de la interpretación de Enric Auquer, todo entrega, todo delicadeza, todo ternura. Sin duda, este trabajo fomenta unos arquetipos, cierto sentido de algo que está construido para conmover. Pero eso no es un defecto, es una virtud, porque es una mirada a unos valores arrancados con esa violencia que siempre amenaza con regresar.