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Los tres hermanos, con la bahía de Cádiz de fondo, en la película.

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El amor de Andrea

Título original: El amor de Andrea

Año: 2023.

Duración: 101 min.

País: España.

Dirección: Manuel Martín Cuenca 

Intérpretes: Lupe Mateo Barredo, Fidel Sierra, Cayetano Rodríguez Anglada, Irka Lugo, Jesús Ortiz, Agustín Domínguez.

Cine: Screenbox Lleida.

★★★★✩

Manuel Martín Cuenca es un gran director. Nunca precisó de fuegos de artificio, ni de ir metiendo paja a sus historias para que tuviesen mayor empaque cosas que no importan, algo muy recurrido. Martín Cuenca es en el detalle, en las pequeñas cosas, en un guion bien estructurado donde pone su talento. Un hombre que hace que historias mínimas tengan la fuerza necesaria para ser atendidas y sentidas. Lo vimos en la tremenda Caníbal, en La flaqueza del bolchevique o en El autor. Con un guion escrito a cuatro manos con Lola Mayo, que sabe muy bien el valor de las palabras y cuándo deben ser dichas, Martín Cuenca ha buscado la luz de Cádiz, ese mar y las gaviotas, como el libro que lee en bucle la adolescente Andrea, Juan Salvador Gaviota, que le regaló su padre hace ya mucho tiempo, manteniendo una amistad cercana con un muchacho fiel a su honradez emocional. El amor de Andrea se sitúa en un lugar de vacío familiar, de una separación que dejó muchas preguntas en el aire, esas que la joven quiere recuperar para sentirse, para tener certezas en vez de dudas. Ella pertenece a una familia fragmentada. Vive con su madre y sus dos hermanos pequeños a los que cuida, pasea y tiene presente en todo momento. Andrea lleva con cotidianidad el papel de una segunda madre. Es todo ternura, franqueza, algo que se le antoja necesario aunque, para ello, no disfrute de la edad que tiene. Su madre es una persona despechada que quiere olvidar y que su hija olvide también el pasado, a esa figura de un padre inexistente pero permanente en la memoria. La joven busca con tenacidad a ese hombre, desea saber si aún la quiere, si la ha olvidado. Quiere mirarle a la cara. Por ello, junto a sus hermanos, lo persigue, lo cerca, incluso enfrentándose con paciencia a una madre indignada. 

En la película existe la parte judicial, los abogados, el maestro tutor, la decisión de llegar hasta el fondo para recomponer los sentimientos rotos, pero de un modo inteligente. No hay batallas, ni reproches, no hay intención de acrecentar un drama familiar. El amor de Andrea resbala y tan solo defiende el de conocer el lugar del padre en la vida de una hija. Esta es una película sencilla, sin ruido y por momentos hermosa, con imágenes que buscan mucho más la belleza que la tragedia y con una actriz debutante, Lupe Mateo Barredo, que todo lo abarca con sus gestos y su mirada en su intento de llenar un vacío, en ese derecho de reencontrarse con la ausencia y después, seguir su vida.

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