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Robot Dreams

Título original:

Robot Dreams

Año: 2023

Duración: 102 min.

País: España

Dirección: Pablo Berger

Cine: Screenbox Lleida

★★★★✩

★★★★✩

Hay una canción de The Beatles, también versionada por Joe Cocker, titulada “With a Little Help From My Friends” y en una de las estrofas señala: “¿Te preocupa estar solo?, ¿Cómo me siento al final del día?, ¿Estas triste porque estás solo? No, lo puedo con un poco de ayuda de mis amigos”. Esa es la actitud que espléndidamente se ve reflejada en “Robot Dreams”, una película de animación que promueve todos los resortes de la ternura, de la estima hacia otros por lo que dan y por lo que han dado. Pablo Berger no es un director prolífico. Cuatro películas en veinte años lo demuestran, y este bilbaíno también es partidario de que la imagen hable por sí sola. Ya lo demostró con “Blancanieves” y ahora, inmerso en la compleja técnica de la animación que le ha costado dos años de arduo trabajo junto a un equipo que se merece todos los elogios, ha sorprendido de nuevo con una historia de fuertes lazos de camaradería y lealtad entre un perro y un robot creados por Sara Varon en una novela gráfica que toca la fibra. Esta es una película sobre la amistad de principio a fin y sobre la pérdida marcada por el hecho de que todo cambia en la vida. Berger nos muestra un Nueva York que ya no existe, el de los años ochenta, y desborda imaginación y detallismo. Todo está en su justo lugar. Hay un trabajo enorme de diseño, de lugares y rincones, de homenajes cinéfilos que van salpicando la pantalla: “El resplandor”, “Manhattan” y, sobre todo, “El Mago de Oz”, otra historia de sueños compartidos. También la música tiene un lugar significativo con temas de la época y especialmente con el “September” de Earth, Wind & Fire, que por momentos se erige como el hilo conductor de la trama. “Robot Dreams” no tiene diálogos pero eso no quiere decir que sea una película muda porque los sonidos de la gran ciudad, las canciones y ese mundo imaginario que se ha construido está poblado de animales antropomorfos que mimetizan todos las buenas y malas actitudes de los humanos. El argumento gira en torno a un perro que vive en soledad, que juega a videojuegos primitivos como el famoso Pong, que automáticamente calienta comida rápida en el microondas, que ve televisión sin ganas. Por esa incomunicación que sobrelleva comprará un robot que estaba de saldo y ambos formarán una pareja única, inseparable. Patinan juntos, pasean juntos, van a la playa juntos. Todo es maravilloso hasta que un hecho lo cambia todo. A partir de ahí, la soledad, la búsqueda, el esfuerzo de ese perro se convierte en un conmovedor intento de recuperar ese hilo de amistad que ambos consideran irrompible. Pero Berger no pretende, ni quiere, una película lastimosa, triste. Todo lo contrario, se decanta por lo hermoso, lo sencillo y no quiere trastornar ni turbar. En “Robot Dreams” prevalece un mensaje de afecto insobornable y eso logra que todo brille, porque en el mundo dibujado de este magnífico trabajo también existen otras personas que necesitan esa ayuda de la amistad para ser felices, y eso lo entiende tanto un adulto como un niño porque estamos ante una película admirable para todos los públicos sin distinción de edad ya que su mensaje es universal.

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