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Un fotograma de la pel·lícula ‘Perfect Days’ de Wim Wenders.

Un fotograma de la película ‘Perfect Days’ de Wim Wenders.

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PERFECT DAYS

★★★★✩

Descubrir a estas alturas a Wim Wenders resulta poco menos que una simpleza y minusvalorarlo en un acto de gratuita arrogancia. Un cineasta que nos ha dado títulos como Alicia en las ciudades, En el curso del tiempo, El amigo americano, El estado de las cosas, El cielo sobre Berlín o París, Texas entre otras joyas cinematográficas está muy por encima de criterios y dictámenes. Cierto es que en los últimos años no ha acabado de dar con la tecla adecuada, con ese estilo de hombre que conoce el oficio como pocos, pero el talento siempre está ahí, nunca abandona a los que lo poseen y Perfect days es un reencuentro con el Wenders más sabio, con el hombre que acumula en su cabeza miles de imágenes y sonidos.Wenders regresa a Tokio para seguir fiel al cine de un director clásico japonés que admira, Yasujiro Ozu, al que ya le dedicó un documental, Tokio-Ga en 1985 participando también en otro, Talking with Ozu de Kogi Tanaka en 1993. Lo hace con una película hermosa, casi minimalista donde acompañamos a un personaje discreto, tranquilo, un hombre del que sabemos poco de su pasado, -solamente cuando aparece su sobrina y una hermana rica- para deducir que rompió con los vínculos familiares y desde entonces ha vivido una rutina que se repite día tras día como si se tratase de un ritual para armonizar con la vida.Trabaja como limpiador de baños públicos, es un perfeccionista de ese oficio, no tiene complejo alguno en sanear esas pequeñas y magníficas piezas arquitectónicas diseminadas por la ciudad, tiene como compañero a un joven alocado que aguanta con tolerancia. Ama las plantas, almuerza en un banco de un parque mientras observa y fotografía el verdor de los árboles con su vieja cámara Olympus. Come en el mismo lugar siempre y en su casa lee libros de segunda mano de William Faulkner y Patricia Highsmith. Es un hombre analógico, escucha música en casetes, y eso proporciona a Wenders la posibilidad de demostrar lo mucho que sabe de música pues se pueden disfrutar temas de Eric Burdon, Rolling Stones, The Kinks, Van Morrison o Nina Simone, a parte de ese Perfect Day de Lou Reed que inspira a la película. La rutina diaria, en ocasiones casi mecánica varía en los pequeños detalles, jugando al tres en raya con un ser anónimo que deja notas en los lavabos, escuchando mucho más que hablando, en sus trayectos en bicicleta que Wenders aprovecha para mostrarnos recorridos por un Tokio enorme y visual, pero también por una ciudad plena de detalles, de pequeños lugares casi imperceptibles por donde transcurre otro espacio más lento.Perfect days es un film que te reconcilia con las cosas sencillas, con una forma de vivir elegida libremente, con el propio yo, y eso produce en el personaje que interpreta con absoluta brillantez el veterano actor Kôji Yakusho la satisfacción de ser un hombre anclado en un tiempo preferido dentro de un Tokio cambiante.

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