CRÍTICADECINE
La crueldad que todo lo invade
CUANDO ACECHA LA MALDAD
Año: 2023.
Duración: 99 min.
País: Argentina.
Dirección: Demián Rugna.
Intérpretes: Ezequiel
Rodríguez, Demián Salomón,
Luis Ziembrowski, Silvina
Sabater, Virginia Garófalo.
Cine: Screenbox Lleida
★★★✩✩
El terror es un género cuyos admiradores son los más fieles, los que mejor se especializan dentro de sus temáticas, los que disfrutan de verdad viendo el lado oscuro de las cosas. Son incondicionales, todo lo contrario del que firma estas líneas que todavía se tapa la cara con la mano y entorna los ojos ante las escenas que debería mirar, que entreabre los dedos para observar, casi sin querer porque le puede más la curiosidad que el pavor de lo que ve.
Uno ama más los clásicos de terror porque es un ser analógico, porque aprecia la elegancia de los seres creados por la antigua Universal, o por la artesanía de la británica Hammer. Todo esto ahora es un juego de niños y el horror desde que aparecieron los zombis, torturadores vocacionales, o el gore más cruel ha alcanzado cotas que me causan más desasosiego que disfrute.
Cuando acecha la maldad es de esas películas que se sufren, que no dan un respiro, que están realizadas para que lo pases fatal, o en el caso de los acólitos, fantásticamente bien. El argentino Demián Rugna es un especialista del tema, reconocido y respetado, y con esta película, después de haber sido galardonado en Sitges, todavía más.La historia nos remite a zonas rurales argentinas, a mil kilómetros de ninguna parte, y promueve viejas leyendas, la de los “embichados” o “colorados”, seres demoníacos que se apropian de las mentes tanto de animales como de personas, provocando un caos sangriento, un contagio de muerte, y sensación de no poder huir del mal inevitable que a todos alcanza.
Dos hermanos que escuchan unos disparos por la noche descubren al día siguiente un cuerpo atrozmente desmembrado en sus tierras. A partir de ahí, todo funciona in crescendo. Un ser con llagas y pústulas inicia una tragedia que irá apropiándose de todos, que convertirá a esta película en un continuo y sangriento avance de lo más salvaje y arcaico visto en los últimos años. Sin duda, estamos ante un trabajo fílmico no apto para estómagos sensibles. Es terrible, todo es tensión con muy bien filmadas escenas que provocan repulsión, y es en esa inquietud cuándo se alcanza un grado máximo que el amante de este tipo de cine admira. Lo cierto es que tiene motivos para hacerlo ya que sin excesivos recursos, Rugna remueve sensaciones enfrentadas y logra con destreza que haya momentos tan duros, tan demenciales y directos que consiguen generar un desasosiego que no se te quita fácilmente de la cabeza.