La hija de Frankenstein

POBRES CRIATURAS

★★★★✩

El mito de Frankenstein o el moderno Prometeo iniciado por Mary Shelley en 1818 ha inspirado numerosas novelas y películas hasta el punto de hacerlo tan reconocible, tan popular, que ya forma parte de la memoria colectiva. Una nueva vuelta de tuerca ha sido la novela del escocés Alastair Grey Pobres criaturas, una historia delirante que el cineasta Yorgos Lanthimos –un director muy respetado por títulos como Langosta, Canino, El sacrificio de un ciervo sagrado o La favorita– ha querido llevar al cine de un modo complejo, por momentos excéntrico, y muy creativo. Pobres criaturas muestra un nuevo ser rescatado de la muerte, Bella Baxter, una madre con el cerebro de un niño, un ser surgido del experimento de un científico, Godwin Baxter, que en apariencia en cicatrices y sufrimientos del pasado tiene más similitud con el monstruo de Frankenstein que con el doctor que en realidad es. Su creación en todo momento se encuentra en un aprendizaje continuo, de lo más básico como aprender a caminar, a dominar su instinto infantil, a entender las palabras y a controlar su ira. Lanthimos le otorga al personaje de Bella la curiosidad, el deseo, el sexo, la fascinación de descubrir mundo, de devorar con su aprendizaje todo lo que ve, todo lo que la envuelve, y la libertad de ser ella misma, de reconstruirse con una inocente sinceridad que rompe todas las reglas, todos los clichés de una severa sociedad victoriana, hasta ir desarrollando una inteligencia insólita, asombrosa, liberadora.Todos los actores están en estado de gracia, especialmente Emma Stone, que se mete dentro del alma de Bella de un modo visceral y se erige como una mujer que se enriquece a sí misma, que tiene su propia personalidad y opinión sobre las cosas más profundas, ejerciendo también y cruzando esa línea que separa la bondad de la decisión inapelable con atrevimiento. En el campo visual, esta película es un derroche de fantasía barroca, surrealista, con ciudades imposibles, que entremezcla lo clásico con una imaginería futurista, así como el uso del color, trabajado técnicamente desde todas las parcelas técnicas posibles.Sin duda, es un trabajo que asombra, una historia de liberación feminista, de redención, de búsqueda continua del yo, de descubrirse a sí misma y de la condición del monstruo para convertirse en su metamorfosis en algo maravilloso.Pobres criaturas sorprende y a unos les fascinará mientras que otros lo encontrarán excesivo. Así es el cine de este realizador, y seguramente la clave de su éxito.