Los fantasmas queridos
DESCONOCIDOS
★★★★✩
Por norma, los fantasmas son utilizados para ejercer temor, para advertir con sus presencias malos presagios y momentos más cercanos al grito que al silencio. Pero en alguna ocasión, los espectros son la huella de un poético estado anímico, casi espiritual, como en A Ghost Story (2017), dirigida por David Lowery, sobre ese joven músico que muere en un accidente automovilístico y regresa como fantasma al lugar que habitó con su mujer. Aquella era una historia de amor más allá de la muerte, de observación, de ese ser condenado a la soledad que perdura en cada rincón de la casa. Con Desconocidos, Andrew Haigh ha construido una historia que conmueve por la tristeza que destila, por esa reflexiva forma en que hilvana cada momento, por cómo intercala dos historias para que el personaje central se reconozca a sí mismo, para poder compartir cuestiones que quedaron rotas y sin respuesta, para salir de ese vacío emocional que lo ha acompañado toda su vida.Adam es un guionista estancado en ideas que pretende escribir sobre sus padres fallecidos en accidente de coche cuando él tan solo tenía doce años. Vive en un gran edificio sin vecinos, un lugar donde la quietud todo lo absorbe hasta que descubre que en el inmueble habita otra persona con la que iniciará una relación íntima.Desconocidos es una película compleja. Se va construyendo a través de viajes que Adam realiza a la casa donde vivió con sus padres, que se le aparecen como fantasmas para conversar con él en un tiempo estancado, con los mismos rasgos que tenían cuando estaban y habitaban con él. A través de esos encuentros, Adam intenta reconstruirse. Se sinceran, intentan sellar sus heridas emocionales, la homosexualidad de él en aquellos años ochenta que le hacían parecer un bicho raro, en esa reconciliación con aquellos seres próximos que no vieron o no supieron protegerle. La película es hermosamente calmada. Es delicada y reflexiona utilizando lo sobrenatural para escarbar en torno a la intimidad, la sexualidad, la pérdida; e intentar entender un pasado para sobrellevar el presente aunque la realidad también te rompa en mil pedazos. Hay ternura en Desconocidos. Amor, deseo y momentos dolorosos. Todo ello cimentado en un complejo ejercicio cinematográfico en el que los fragmentos se unen para dar una profunda mirada a la naturaleza de un hombre que debe recomponerse de todo aquello que perdió para seguir adelante, porque la vida no es siempre como la hemos imaginado o deseado.