Bajo presión
LA EXTORSIÓN
★★★✩✩
Una película que cumple bastante bien su cometido, que no es otro que el de entretener moviendo con habilidad los resortes de la intriga pese a que en algún momento, y en su tramo final, la trama se torne un tanto improbable, donde el ingenio que ha marcado buena parte del argumento se diluye en maquinaciones que se dan la vuelta.La extorsión tiene como máximo valedor a uno de los mejores actores del cine argentino, Guillermo Francella que junto a otro veterano, Oscar Martínez, son parte de una columna vertebral que hace que el cine de aquel país siga exportándose muy bien pese a la tormenta que se avecina con el recién estrenado mandatario Milei, que quiere defenestrar el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales. Guillermo Francella es un actor muy asociado a la comedia, pero también sabe emplazarse en el drama. Baste recordar a El secreto de sus ojos, El clan o Animal, aunque como actor en papeles cómicos, recurrentes y divertidos, es imprescindible, y más si tiene toques maquiavélicos como en la serie que ha arrasado en Argentina El encargado de Mariano Cohn y Gastón Duprat, interpretando el rol de un conserje que no tiene desperdicio.La trama de La extorsión nos presenta a un piloto de líneas aéreas al que nada le falta. Posee un buen status profesional -es casi una leyenda entre los suyos-, una bella azafata como esposa, una casa de ensueño, y al que ya le queda poco tiempo para jubilarse y disfrutar de todo ello.El realizador Martino Zaidelis le da la vuelta a esa envidiable existencia para meterlo de lleno en una encerrona en forma de servicios de inteligencia que aprovechan sus debilidades humanas y el engaño profesional para obligarlo a ser correo de misteriosas maletas durante sus vuelos. Una trama que se complica con la aparición de la policía portuaria y con los métodos violentos a quien se salga de las directrices marcadas, entre otras amenazas. Y es que la corrupción en Argentina es casi un sello identitario que hace retornar una y otra vez al país a la casilla de salida.Zaidelis ha colocado a un hombre y a sus circunstancias en el ojo del huracán, a angustiarlo y a obligarlo a sorprender al espectador, y el director utiliza recursos aprendidos en las tramas de Hitchcock del que se confiesa admirador.Lo dicho, una película que distrae lo suyo si no se quieren ver las fisuras y una prueba más de que el cine argentino sabe muy bien lo que tiene y lo que quiere.