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Dev Patel, director y protagonista de ‘Monkey Man’.

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MONKEY MAN

Título original: Monkey Man.

Año: 2024

Duración: 121 min.

País: Estados Unidos.

Dirección: Dev Patel.

Intérpretes: Dev Patel, Sharlto Copley, Pitobash, Vipin Sharma, Sobhita Dhuliwala.

Cine: JCA Alpicat.

★★★✩✩

El cine de acción de nuestros días, ese de peleas de héroes poco sociables que casi siempre buscan venganza, heredado de aquellos personajes interpretados y peleados por ágiles luchadores como Bruce Lee –tal vez el mejor ejemplo posible–, ha adquirido fórmulas más contundentes, más precisas en el arte de coreografiar la violencia hasta extremos de una rabia incontenida e impetuosidad tremenda y, hasta ahora, ese arquetipo contemporáneo tenía en la saga John Wick, interpretada por el incombustible Keanu Reeves, a su estrella más paradigmática. Pero ha llegado otro tipo duro de pelar a escena, tan frío y extraño como aquel, pero más feroz, más salvaje, más brutal aún si cabe.

El británico de origen indio Dev Patel, que saltó a la fama con Slumdog Millionaire a las órdenes de Danny Boyle, y que ha sabido forjarse una buena carrera como actor con títulos en su haber como Hotel Bombay, el remake de El caballero verde, La increíble historia de David Copperfield o Lion –que le valió una nominación al Óscar–, ahora escribe, dirige e interpreta Monkey Man y da un giro radical a esa apariencia de hombre con aspecto corriente, sin físico de luchador, y en alguno de sus papeles ajeno a la violencia si no era estrictamente para sobrevivir, y se mete en la piel de un ser que convierte la lucha cuerpo a cuerpo en algo bárbaro y cruel, y que sin duda ayuda muchísimo al género de acción a sobrepasar sus propios límites.

Monkey Man conserva una mezcla de espiritualidad y muerte, una historia de la India sanguinaria, perturbadora y por momentos desagradable, que aboga por la defensa de los oprimidos, los parias, de un modo delirante.

La película no ofrece descanso. Dev Patel ha insuflado audacia, ha dado una nueva vuelta de tuerca a un cine ya de por sí implacable, y lo ha hecho a la perfección, sorprendiendo por la dureza que se exhibe pese a sus momentos confusos y caóticos en la búsqueda de profundidad de la religiosidad hindú y combates y contiendas tan ágiles como despiadadas.

Monkey Man es sucia, sombría, visualmente muy poderosa. Mantiene ese vínculo con lo ancestral para conservar viva la llama del incendio que no ha olvidado, para trazar una venganza de esas que dejan huella aún a costa de construir una película por momentos incoherente, aunque eso al parecer es lo de menos porque la esencia y el objetivo es el de haber creado un personaje frenético, de esos que gustan a rabiar a los amantes de la acción más esforzada y sangrienta.

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