La evolución de los primates
EL REINO DEL PLANETA DE LOS SIMIOS
★★★✩✩
Muy lejos en la memoria de las nuevas generaciones queda ya aquel El planeta de los simios dirigido por Franklin J. Schaffner en 1968 con Charlton Heston sobreviviendo y desesperado al observar el desastre ocurrido cuando en una playa descubre los restos de la Estatua de la Libertad. Y aún más lejos, la novela escrita por Pierre Boulle, que dio paso a la adaptación cinematográfica. Un escritor también responsable de El puente sobre el río Kwai, que llevó al cine David Lean en 1957.Dicho esto, uno de los puntos más destacables de una saga en constante variación sobre lo mismo es la evolución de los primates en pantalla con el paso del tiempo, desde las primeras entregas, pasando por la versión de Tim Burton, hasta llegar a la trilogía que tiene al líder simio César como el mítico héroe que se enfrenta tanto a la crueldad del hombre como a seres de su propia especie cargados de ira.El realizador Wes Ball, con El reino del planeta de los simios, cierra las tres entregas sobre aquel personaje, y lo hace desde las escenas iniciales para crear otro que lo reemplazará tiempo después, cuando César sea solo un recuerdo, un antepasado en el que se refugian tanto los monos con buen instinto como los más despiadados con alma autócrata.Ahora, el referente será Noa -al que vamos a ver en las próximas entregas-, un joven simio perteneciente a un clan que recoge huevos de águila para criarlas. Como contrapunto humano, se nos presenta a Mae, que también tiene sus planes y poseedora además de carácter de heroína en la historia.Los simios son inteligentes y los humanos, bobos a causa de un virus que ha actuado de modo diferente en unos y otros. Pero la cosa es más compleja. Por supuesto, están los malvados gorilas, guerreros que destruyen y esclavizan en favor de ese reino acaudillado por un primate terrible y ambicioso, bien arropado por un cruel lugarteniente. Ciertamente, esta es una película entretenida. Los efectos especiales son poderosos, tanto en los paisajes de un mundo en ruinas comido por la naturaleza como en esa puesta en escena de seres bien diseñados.Lo que pesa, y no es poco, es esa sobredosis de temática, esas disquisiciones sobre si alguna vez humanos y simios podrán compartir el planeta, si se pueden fiar los unos de los otros, dejando una sensación de que la próxima entrega de la saga se moverá por idénticos parámetros. Eso sí, buscando líneas que lleven al espectáculo visual, al enfrentamiento, aunque acabes de monos hasta las mismísimas narices por no decir otra cosa.