Activistas interesados
UN AÑO DIFÍCIL
★★★✩✩
Tanto Olivier Nakache como Eric Toledano se hicieron enormemente famosos en 2011 con Intocable. Posteriormente rodaron Samba y C’est la vie y la cosa funcionó a medias, y así continuaron sin llegar nunca a igualar aquel éxito. Ahora han estrenado Un año difícil. Aquí, el compromiso social, el activismo tanto en favor del medio ambiente como en contra del capitalismo feroz que todo lo absorbe, tiene un tono satírico, camina peligrosamente por territorios de la comedia aunque no llega a herir sensibilidades sobre temas tan serios. Simplemente es un soporte para desarrollar la desastrosa vida de dos individuos. Uno de ellos, trabajador de un aeropuerto que, casi como en la película La terminal, vive por los rincones del lugar, trapicheando con objetos que los pasajeros no pudieron subir a bordo. El otro también lo ha perdido todo. Embargado, con numerosos créditos por liquidar, debiendo a familia y amigos, y llamado a los juzgados con no pocas causas pendientes de pago. Ambos poseen unos expedientes enciclopédicos. Ante un presente sin luz al fondo del túnel, deciden unirse a un grupo de activistas por pura supervivencia, liderados por una chica bien que renuncia a las cosas banales de la vida. Es ahí donde Nakache y Toledano hacen de estos pícaros el centro de todas las situaciones, unas grotescas, otras decididas, basculando con más o menos gracia dentro de esas historias de enredo, pillería y en general buen rollo de inocente comicidad del que tanto partido han sacado estos directores franceses.A esta historia no podía faltar el chispazo del amor, ese que convierte la doble moral en buenos sentimientos para endulzar tan caótica e improbable trama, utilizando la credulidad de los manifestantes y sus actos de rebeldía pública en los que dos ‘listillos’ van saliendo del paso.Destacable es sin duda el haber contado con la presencia de un actor de la talla de Mathieu Amalric en un rol de asesor de perdedores en un mundo que los ha derrotado y con seria propensión ludópata.Otro acierto es ver en el inicio cómo diferentes presidentes de la república francesa desde hace décadas declaran un mal año en su mandato, algo que nos lleva a esa clara crítica sobre el consumismo, sobre el hecho de vivir por encima de nuestras posibilidades en un mundo cada vez más imposible de sobrellevar. Todo ello tamizado por ese toque romántico en busca de un final feliz habitual en las películas de estos dos señores obstinados en encontrar el lado positivo y, si puede ser gracioso, en seres a los que la vida les ha dado bien de frente.