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Algunos de los protagonistas de la película ‘Casa en flames’.

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CASA EN FLAMES

Año: 2024 

Duración: 105 minutos

País: España

Dirección: Dani de la Orden

Intérpretes: Emma Vilarasau, Enric Auquer, Maria Rodríguez Soto, Alberto San Juan, Clara Segura.

Cines: Screenbox Lleida, JCA Alpicat, Circuit Urgellenc (Tàrrega, Balaguer, Agramunt).

★★★★

Sin duda, este es un giro destacable en la carrera del realizador catalán Dani de la Orden, que se hizo un espacio con comedias románticas y muy bien acogidas por el público como Barcelona, nit d’estiu y su secuela, Barcelona, nit d’hivern. Después han ido llegando más títulos con esta afinidad hacia lo cómico y romántico hasta que rodó con Àlex Murrull el drama deportivo 42 segundos, pero donde este cineasta ha marcado una historia estructurada para que cada actor y actriz tenga un peso específico en la historia que nos cuenta, donde el guion tiene aristas y giros, es en Casa en flames

Cierto es que ha estado bajo el amparo de una de las actrices más eminentes de nuestro cine y teatro, una Emma Vilarasau que llena la pantalla, que con su profunda mirada lo dice todo, que sabe jugar con los momentos que le son dados para enturbiar unas veces, o para dejar las cosas claras, cristalinas, sobre su entorno más íntimo.

Casa en flames, como ya hiciese Mar Coll en 2009 con Tres dies amb la família –no incluyo la reciente La casa, de Álex Montoya, porque tiene bastante menos mala uva–, es un retrato de una familia en la que cada miembro tiene sus taras y todo ello se hace presente y visible en un fin de semana en la casa frente al mar que tienen en Cadaqués. 

La madre ha soñado con esa reunión desde hace largo tiempo, hasta el punto de ocultar un hecho luctuoso antes de partir, un secreto más de los muchos que aflorarán en este clan tan disfuncional, tan apartado emocionalmente el uno del otro.

Una madre que parece que no se entera de nada, pero a la que no se le escapa una; el exmarido, un notario tramposo, su nueva pareja –una psicóloga que pronto se da cuenta de dónde se ha metido–, un hijo narcisista con síndrome de Peter Pan y su amiga que lo sufre, y la hermana, cabreada con su vida de esposa y madre y algo más. Ese núcleo familiar se ha reunido con la intención de vender la casa, y cada uno tiene una ruin razón para hacerlo, o no. 

De este modo todo se entrelaza, se van descubriendo entre sí, para bien y para mal, y es en ese cruce de seres que se olvidaron de quererse donde la película va mostrando ese juego de espejos. Existe en Casa en flames algún que otro ramalazo del estilo que Dani de la Orden ha trabajado en sus anteriores trabajos, pero son los menos. Aquí impera el drama, la radiografía de esos seres perdidos en sí mismos y su hipocresía que se hace añicos ante la figura de la madre, esa que nos producía cierto rechazo por su forma de actuar pero que en un discurso demoledor los pulveriza, y lo demás, que arda.

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