El amor (im)posible
SIMPLE COMO SYLVAIN
Título original: Simple comme Sylvain. Año
Cine: Screenbox Lleida.
★★★★
La actriz y directora canadiense Monia Chokri construye una historia de clases sociales bajo la frágil protección del amor, como sucedía en El mensajero, aquella magnífica película con aire victoriano que firmó Joseph Losey en 1971 sobre el amor secreto de un sirviente y la hija de una poderosa familia, en la que las diferencias sociales eran un obstáculo casi insalvable –inolvidables Julie Christie y Alan Bates–.Chokri no realiza una historia tan compleja, tan dramática, tan sutil como aquella, pero deja claro que Simple como Sylvain reflexiona sobre esa disimilitud entre ciertos niveles, sobre las diferencias ya no solo de status sino de comportamiento, incluso de forma de comunicarse. Esas grietas que aquí quedan ocultadas por el deseo, por la pasión, pero que en ciertos momentos de la película se muestran de un modo inapelable y que irán apareciendo. Para dar forma a esa pequeña estructura de pensamiento, la infidelidad es lo que trasciende. Ese cambio que sufre la protagonista cuando conoce a un hombre cuya vida es mucho más plana, menos aburrida, incluso diríamos que con un modo de vida en las antípodas de lo que ella ha sido y sigue siendo en su interior.Sophie da clases a gente senior en la universidad sobre filosofía. De por sí, en algunos momentos y en sus clases, se deslizan profundos pensamientos de grandes filósofos sobre el amor y el deseo, así como sus razonamientos en torno a ese complejo tema. Vive tranquila y acostumbrada a su pareja, un hombre de su mismo nivel, sin sobresaltos, y en cierto modo adormecida, pero cuando llega a la casa de montaña recién adquirida y se encuentra con Sylvain, el contratista que debe hacer los arreglos, su vida da un giro radical.Sylvain irrumpe en su sexualidad como una persistente tempestad. Todo es ardiente, impulsivo, como si la vida fuese otra cosa a lo vivido anteriormente, algo de lo que no se puede ni se quiere resistir.Esa fogosidad –que en algún momento adquiere visos cómicos, descontrolados– da paso a una relación más o menos estable, y es en ese momento cuando se evidencian esas diferencias sociales, en palabras mal interpretadas, en reuniones con familia o amigos que marcan a unos y a otros, en su modo de ser y comportarse, para que lo sentimental palidezca ante la realidad.Hay mucha necesidad de amarse, pero a su vez crece un vacío existencial que remarca que hay obstáculos difíciles de flanquear en esta inteligente película, que ni apoya ni disculpa a ningún personaje. Son cosas de la vida, o como dijo alguien con cierta sorna: el amor es eterno mientras dura.