En lo más profundo del bosque
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Crear una nueva criatura sádica y salida de ultratumba que pudiese tutear a las más populares del denominado Slasher, protagonistas sanguinarios y psicópatas tan de moda en la década de los ochenta y que han ido alimentando secuelas y precuelas hasta nuestros días, no era tarea fácil. Nombres que ya forman parte de la galería de honor de la brutalidad y el horror como Michael Myers (Halloween), Freddy Krueger (Pesadilla en Elm Street), Jason Voorees (Viernes 13) o Leatherface (La matanza de Texas) al parecer ahora ya tienen un nuevo compañero salvaje digno que promete, como sus antecesores, protagonizar nuevas y truculentas entregas, porque la cosa de buen seguro no acabará con su tremenda aparición al gran público en general y a los aficionados de sangre y vísceras en particular.El inicio de esta nueva mirada a un asesino en serie “resucitado” viene dado por un hecho simple. Unos jóvenes excursionistas descubren una torre de vigilancia forestal derruida y se llevan inocentemente un pequeño medallón que ejercía de protección, un objeto que evitaba la vuelta a la vida de un terrible ser enterrado allí.Con este detalle que parece nimio se inaugura una persecución implacable protagonizada por un monstruoso ser que quiere recuperar el amuleto. De esta manera, asistimos a un festival gore con varias y diversas muertes, cada una de ellas más brutal y cruel.El personaje absoluto de De naturaleza violenta ya tenía un historial sangriento ocurrido hace unas décadas - detalles que se van desgranando a lo largo de la película-, y que ahora, recuperando su extraña máscara de buzo de lago, caminará por lo más profundo de un bosque solitario, de esa América desconocida y amenazadora -con el espectador pegado a su espalda-, encontrando uno a uno a esos jóvenes que sin proponérselo han liberado el mal en su estado más espeluznante.El canadiense Chris Nash debuta en la dirección con esta película que tiene en el aspecto técnico sus logros, esa calma en su desarrollo rota por muertes atroces y rebuscadas, esa utilización de la frondosidad del bosque como escenario que desasosiega, que imprime inquietud, ese peculiar seguimiento del asesino que tan solo muestra en una ocasión toda su fealdad y por décimas de segundo en algún gesto casi infantil, detalle fugaz pues la maldad de Johnny -quédense con este nombre- no tiene límite.De naturaleza violenta no da sustos, no los necesita. Johnny busca, encuentra y mata dejando tras de sí su sanguinolento sello de presentación. Estando así las cosas, solo cabe decir que disfruten unos y pásenlo mal otros. Están advertidos.