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EL 47

★★★★

Un hecho real sobre el secuestro del autobús 47 por parte de su conductor en 1978 para llevarlo a los suburbios de Torre Baró en Barcelona sirve a Marcel Barrena, junto a Alberto Marini, para construir un guion que va más allá de un acto sorprendente y atrevido que puso sobre la mesa esa iniquidad y descuidada política por las zonas más marginales de la ciudad.El 47 es la historia de un hombre íntegro y preocupado por su familia, por su comunidad, esa que llegó desde diversos puntos de España asolada por el hambre y la necesidad. Muchos que la formaban eran represaliados por el régimen, como fue el caso del extremeño Manuel Vital, testigo de la muerte de su padre, tiroteado por los falangistas.Llegaron con una mano delante y otra detrás. Eran los llamados despectivamente “charnegos”, esos que construyeron con sus propias manos las barracas que llamaron hogar, siempre hostigados por la policía.Pese a ello, crearon un barrio, Torre Baró, allí donde todo eran cuestas y caminos casi intransitables, un lugar en el extrarradio barcelonés que casi todo el mundo desconocía o ignoraba, incluso el propio Ayuntamiento de la ciudad y sus representantes, ese Ayuntamiento al que Manuel visitó durante veinte años solo para lograr que lo ignorasen o mintiesen, para recoger un poco más de nada en esa especie de condena que da la desidia.El 47 lidia con los problemas de aquellos inmigrantes que se integraron en Catalunya esforzándose por ser uno más, trabajando, como Manuel el autobusero, quien también tuvo que lidiar con los problemas laborales de las cocheras. En la película, una pregunta sobre quién quiere subir a un autobús que llegue a Torre Baró queda en el aire, y una respuesta de este héroe anónimo fue: “pues todos los que bajan a trabajar cada día”.Marcel Barrena ha construido una película social y descriptiva de una época, de un tiempo de protesta que ayudo a transformar los barrios más abandonados de Barcelona, apoyado por un magnífico reparto encabezado por un Eduard Fernández ejemplar en su papel de un hombre aferrado al lugar donde pudo asentarse. Un actor que no se sabe bien dónde está su techo, pues en cada película que protagoniza da una lección actoral con esa naturalidad y esos registros que hace suyos con oficio. Ya se dice que en el papel de su más reciente película Marco sobre el supuesto superviviente de Mauthausen, Marco Batlle, está absolutamente impresionante. Eduard Fernández puede con todo. Lleva la interpretación en las venas. Solo por eso, vale la pena ver cada una de las películas que interpreta y en El 47 lo demuestra.

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