Metodología del asesino
PUNTOS SUSPENSIVOS
★★★✩✩
La novela negra estudia metodologías complejas sobre el crimen, como señaló el escritor inglés Thomas de Quincey en su novela Del asesinato considerado como una de las bellas artes. En Puntos suspensivos uno de los protagonistas, un famoso escritor de serie negra que vive en el anonimato con un pseudónimo que oculta quién está detrás de varios best sellers, señala a otro personaje misterioso: “Escribes sobre gente que mata a otra gente”. El argumento de esta historia no se puede detallar porque rompe con la naturaleza de la propia película, compleja y enrevesada, con giros constantes, donde aflora el ego y la traición, donde nada es lo que parece y sin embargo todo encaja y perturba.Puntos suspensivos funciona casi como una obra teatral. Su director, David Marqués, que también firma el guion junto a Rafael Calatayud Cano, desde un principio se centra en su gran capacidad para desorientarnos, en el devenir de este macabro y malsano ejercicio de intrigas y falsedades. Después todo funciona como seres encerrados en su propia imaginería sobre la construcción de una novela de éxito a cualquier precio. Incluso Puntos suspensivos funciona como una novela negra en sí misma donde los capítulos se entremezclan, avanzan y retroceden para encajar situaciones oscuras que son manejadas con habilidad.Es probable que David Marqués, al confeccionar esta historia trágica donde el diálogo es básico y predominante, recordase clásicos como La huella de Joseph L. Mankiewicz –donde Laurence Olivier y Michael Caine brillaron en un tour de forcé inolvidable en el que un escritor invita al amante de su esposa a iniciar una especie de caza del gato y el ratón–. Otra perfecta muestra de este tipo de producciones como Deathtrap de Sidney Lumet –también protagonizada por Michael Caine junto a Christopher Reeve–, en torno a un escritor teatral en horas bajas que quiere apropiarse como sea de una obra escrita por uno de sus alumnos. Podría decirse que Puntos suspensivos rinde homenaje a estas dos obras maestras del suspense, así como al libro La flecha del tiempo de Martin Amis, magistral y a su vez extraña novela que funciona al revés en un ejercicio de soberbia imaginación. También se agradece la presencia del más que notable actor argentino Diego Peretti y la de José Coronado, con perfecta dicción, clara y concisa, en contraposición a los no pocos actores del panorama del cine español a los que no se les entiende casi nada de lo que dicen. En definitiva, una película ingeniosa y bien elaborada.