Decir la verdad
SOY NEVENKA
★★★★
En ocasiones decir la verdad no es suficiente porque otra cosa es que te crean, y Soy Nevenka transita por esos territorios tan inseguros narrando esta historia de confianza y responsabilidad que fue derivando a un desestabilizante sufrimiento emocional hacia Nevenka Fernández, concejala de Hacienda en el ayuntamiento de Ponferrada entre 1999 y 2000, y que decidió en 2001 denunciar al alcalde Ismael Álvarez por acoso sexual. Fue un caso famoso que ocupó portadas y artículos en los diarios y tiempo en todas las cadenas televisivas dividiendo a la opinión pública. A muchos les produjo rechazo este hecho y, cargados de ignorancia, apoyaron al alcalde en Ponferrada. Ella había logrado un cargo importante. Era la “niña bonita” del alcalde y se atrevía a denunciarlo, la muy desagradecida, a él, un hombre reelegido por mayoría absoluta y que se desvivía por sus conciudadanos. Era la mentira más ruin que intentó vencer a la verdad desnuda. ¿Cómo va a ser acoso si tuvo una relación con él? Eso pesaba como una losa en la defensa de una mujer que en realidad cayó en una profunda depresión y en la soledad más infame. Enfrentarse a ese hombre rancio y prepotente, altivo y embaucador, dueño de su cercado mundo como un señor feudal con derecho a pernada, con sus palmeros alrededor y un entorno deudor de favores, fue un acto de dignidad.En Soy Nevenka la propia víctima nos narra los hechos e Icíar Bollaín los desarrolla con escrupulosidad, sin pretender una historia folletinesca sino real y cruel sobre esa mujer superada por lo que en un principio parecía un reconocimiento a su trabajo, y muy pronto enturbiado por un hombre encaprichado cuyas intenciones eran dañinas y muy acostumbrado a que nada ni nadie le diesen un “no” como respuesta.En Te doy mis ojos, Bollaín trazó un retrato sobre un hombre carcomido por los celos hasta las últimas consecuencias. En Soy Nevenka, se promueve el análisis en torno a un depredador sexual con suficiente poder para aprovecharse de la ingenuidad y posteriormente hundirte y menospreciarte públicamente con malas artes si decides no acceder a su voluntad.La película tiene rigor, es realista, la interpretación de Mireia Oriol alcanza momentos de pura desolación, y el papel de Urko Olazabal como ese tirano deleznable te pone los pelos de punta.El papel del fiscal en el juicio, machista y beligerante con la víctima, marcó con su tosco estilo el devenir de esta historia que abrió la puerta a la verdad pese a que todavía en Ponferrada –no dejaron rodar allí– hay gente que la repudia y Nevenka no logró un trabajo digno en España.. ¿Qué decir? Así nos va.