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SOCIEDAD NEGRA

★★★★✩

Una cosa está clara, ninguno veremos el cielo”. Esta frase de la película Camino a la perdición (2002) de Sam Mendes refleja de un modo directo a aquellos que viven en el lado divisorio de la sociedad, y tanto la novela negra como el cine negro se han alimentado de estos seres, muchos de ellos encerrados en su propio destino, en sus cárceles impuestas por la vida. Sociedad negra adapta con brillantez la novela de Andreu Martín y nos sumerge en un submundo que escapa de los ojos de una gran ciudad como Barcelona. La desnuda y se infiltra por lugares prohibidos, clandestinos, por territorios escondidos de la mirada cotidiana. Nos introduce en la mafia china, en la Tríada y sus vasos comunicantes. Ofrece un retrato veraz sobre sus oscuros manejos, pero ese es el escenario. La película es mucho más. Transita por la psicología de sus personajes centrales, seres hipnóticos en sus actos y pensamientos. Y ahí, dominando las escenas, está Daniel Faraldo, guionista y actor tan verosímil y portentoso, con esas férreas facciones que esconden un ser cargado de verdad, un superviviente del lado equivocado de la existencia que en cierto modo recuerda a aquel magnífico Al Pacino de Donnie Brasco, apoyando hasta el último aliento, incondicionalmente, a un joven que bordea el ojo del huracán.Sociedad negra, con sus saltos temporales, con su mirada hacia la vastedad del cine negro clásico, a la literatura negra, aporta también complejidad argumental, entrelaza una sensual historia de amor entre el caos, vínculos afectivos, escenas efectivas y momentos reflexivos que dan sentido a la trama. Proporciona, sin pretender dramatizar actos y hechos, una sutil fuerza moral en sus personajes y los envuelve entre preguntas que nadie sabe responder sobre el porqué la deseada libertad te coloca en ocasiones como un ser marginal. Y ante eso, lo que queda es rebelarse, atreverse, aunque la apuesta sea a caballo perdedor, como esa escena de una carrera hípica que los motiva en torno a un ejemplar viejo y derrotado por la vida que, sorpresivamente, cabalga hasta convertirse en ganador.El director leridano Ramon Térmens tiene oficio porque ama el cine, porque a lo largo de su carrera siempre ha sido consecuente con su forma de construir historias y ese tándem Térmens/Faraldo avanza hacia una cinematografía con sello propio que, con Sociedad negra, brilla con luz propia, acompañados por un elenco actoral magnífico, una fotografía muy elaborada de Àlex Sans y un montaje de Anna Térmens que acopla perfectamente ese rompecabezas con el que se construye una película potente y sin fisuras.

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