A mí me fusilaron mal
¿ES EL ENEMIGO? LA PELÍCULA DE GILA
★★★
Es meritorio que el director Alexis Morante haya recreado una parte de la vida del humorista, actor y dibujante Miguel Gila, la parte que lo envolvió en una cruenta guerra civil en la que este hombre con cara triste e ingenua vivió lo que nunca deseó. ¿Es el enemigo? rinde homenaje al gran maestro Gila. No se abre a su extensa biografía, a su exilio en Buenos Aires y México, al éxito y al olvido, a su compleja personalidad labrada a lo largo de muchos años de asperezas y sueños. Lo hace desde los años en que estalló una guerra cruel que descolocó a un joven humilde de barrio madrileño que vivía con sus abuelos, y que se enroló como voluntario empujado por su amigo Pedro en el ejército republicano porque aquello iba a durar dos días.Se agradece que se recuerde a un humorista genial al que todos conocemos pero lo que se dice de reconocimientos, ha tenido más bien pocos. A nadie se le escapan frases memorables de Gila sujetando el auricular de un teléfono diciendo cosas como “¿Es el enemigo? ¡Que se ponga!”, “Cuando yo nací, mi madre no estaba en casa”, ¿Ustedes podrían parar la guerra un momento?” Era un humor surrealista, absurdo, cercano, pero con mucha habilidad, con finísima crítica escondida en palabras que hacían reír.Aquí se muestra a un joven que alimenta el optimismo en gente desencantada, en el grupo de amigos de armas, desde ese cabo que no sabe mandar, pasando por esa mujer convencida de sus ideas, y al resto de soldados bisoños en eso de matar. Miguel Gila les levantaba el ánimo con sus frases ocurrentes, sus historias divertidas y sus dibujos, pero la película tiene un trasfondo amargo. Se contagia de la tristeza de aquellos años difíciles, de sufrimiento del propio Gila que muestra otra frase famosa, aquella de “A mí me fusilaron mal”, cuando en Córdoba en una noche lluviosa, un piquete de soldados borrachos disparó a un grupo de prisioneros y a él no le acertaron. O el tiempo que pasó en la cárcel recibiendo palizas y desprecio, pese a ver siempre algo chistoso en ese duro letargo: “En el calabozo con tanta pared, a uno le entran ganas de dibujar”.El actor que da vida a este ser irrepetible es el joven Óscar Lasarte y lo borda. La voz es inconfundible, su apariencia de hombre sensible y sencillo, tan alejado del furor bélico, tan pacifista y tan dolido, le otorga verosimilitud a la historia. Pero ya puestos, es muy recomendable leer su libro de memorias Y entonces nací yo: Memorias para desmemoriados. En esas páginas se esconde la grandeza de un ser humano humilde en las formas pero sumamente inteligente en los hechos.