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LAS VIDAS DE SING SING

Titulo original: Sing Sing. Año

Cines: Screenbox Lleida

★★★★

Existen no pocos vasos comunicantes entre la película italiana César debe morir, filmada en 2012 por Paolo y Vittorio Taviani sobre un grupo de presos de la cárcel de Rebibbia en Roma, que deben representar la obra teatral Julio César de Shakespeare y los ensayos y complejidades del grupo actoral, todos ellos personajes reales que cumplían condena en aquel presidio, con Las vidas de Sing Sing, producción norteamericana que utiliza los mismos recursos que su antecesora aunque en cierta manera va un paso más allá, introduciendo en la trama a un par de actores profesionales para estabilizar un tanto el desarrollo de una historia basada a su vez en hechos reales y que por extensión, se viene dando en diferentes centros de reclusión como terapia, como una fórmula de inserción entre convictos, algo que les motive, que los lleve a descubrir nuevos retos y a conocerse a sí mismos más allá de su condición de delincuentes apartados de la sociedad.Las vidas de Sing Sing bien podría encasillarse en el tipo de películas con esencia didáctica y con voluntad de superación. Sí, en ciertos aspectos es eso, pero tiene profundidad. Llega hasta los huesos de cada recluso que se muestra de un modo sincero, despojado de tópicos gracias a una dirección que deja que se desnuden anímicamente, que exterioricen y saquen a la luz sus rincones emocionales, su voluntad de ser mejores, reconociendo lo peor de cada uno.Tipos curtidos y endurecidos por el lado salvaje recitan Hamlet, quieren representar una comedia porque su deseo es que la gente ría. Dos personajes, uno rudo, rebelde y violento entrará en el círculo gracias al apoyo incondicional del otro, sensato, amante de la cultura y volcado en la necesidad de construir algo que les saque de la soledad y los pensamientos apesadumbrados, de sus problemas en un momento de revisión de condena en ambos casos, forman la columna vertebral de esta película, en buena parte gracias a un actor magnífico como es Colman Domingo, honesto, humano, preciso. El nombre de Sing Sing, su historia carcelaria de máxima seguridad, podría hacer pensar en un perfil de crónica feroz y con seres condenados y sin remisión. Pero gracias al arte, a esa motivación que la trama ofrece, a ese retrato veraz de cada miembro de la compañía teatral y sus profundas confesiones, dan oxígeno a una película que desmitifica un tanto a esos seres marginales que dentro de sí guardan sus inseguridades, y sacan su empática naturaleza cuando se sienten como niños, ilusionados por el teatro y por el deseo de estar en el lado brillante de la vida.

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