CRÍTICADEMÚSICA
Completa gozada
Jairo Zabala o, lo que es lo mismo, ese alter ego musical bautizado hace ya unos cuantos años como Depedro, tiene en todas y cada de sus giras parada fija en Lleida. Y es que desde que nos visitó por vez primera hace siete u ocho años y descubrió las bondades ambientales y al público habitual del Cafè del Teatre, pisar de vez en cuando dicho escenario le produce –palabras textuales– el mayor de los placeres posibles, artísticamente hablando. No cabe duda, se le nota. Como se nota también el efecto que su música y canciones causan en la afición leridana, pues ya no resulta extraño ver el local llenito hasta los topes y a su gente disfrutando y bailando hasta grados de extenuación. La excusa perfecta para su reciente visita ha sido mostrarnos sus fantásticas composiciones recientes que han dado forma a El Pasajero, último de sus álbumes de estudio y el que suma siete como Depedro, si no añadimos otros frutos obtenidos en proyectos paralelos varios como 3.000 Hombres o La Vaca Azul, que aumentarían su mochila discográfica con media docena de lanzamientos más. Una actividad frenética como la suya une a las grabaciones un continuo vaivén de un extremo al otro del mundo con múltiples actuaciones para defender en directo ese singular trabajo vocal e instrumental propio; a saber, una fantástica amalgama de estilos con referencias innegables al rock vocal de los 50, los sonidos fronterizos americanos, el folklore del Cono Sur o las músicas étnicas africanas. Así, la actuación del cantautor madrileño, secundado por su estupendo grupo de acompañamiento, fue una completa gozada pues al margen de temas recientes, también echó mano de su repertorio más celebrado.