CRÍTICADEMÚSICA
Las cuatro guerreras
La revolución rusa, que este año celebra su centenario, deparó avances en varios ámbitos posibilitando que una mujer como Alejandra Kollontai desempeñara por primera vez rangos políticos de máxima trascendencia. En su homenaje, el cuarteto formado por Silvia Comes, Montse Castellà, Meritxell Gené e Ivette Nadal, poker de cantautoras de tres generaciones y con visiones personales sobre música, la historia o el feminismo, han montado con tino excelente este espectáculo coral tan atractivo y que, no en vano, fue escogido por el Festival Barnasants para inaugurar su edición de este año. El repertorio, a base de canciones propias o con versos musicados por ellas de autoras relevantes -Montserrat Roig, Maria Mercè Marçal, Felícia Fuster, Montserrat Abelló, Zoraida Burgos, Marina Garcés o nuestra Rosa Fabregat- nos encantó pues, más allá de la posibilidad de parecer poco homogéneo y con texturas diferentes logró, al contrario, sonar a folk muy moderno gracias a las voces de las protagonistas tan bien empastadas y en armonía tan perfecta. La motivación de todo este entramado artístico, reivindicativo y de una actualidad temática que, desafortunadamente, sigue manifestándose día tras día, debería servirnos para no bajar ni un instante la guardia si queremos que, de una vez por todas, adquieran condición de obsolescencia las desigualdades generadas por ese sexismo ancestral y canalla de nuestra sociedad. Las cuatro guerreras, con sus voces y guitarras, como únicas y revolucionarias armas de su beligerancia pacífica y hermosa, nos enaltecieron y emocionaron, haciéndonos soñar con un mundo mejor, igualitario y mucho más justo que el actual.