CRÍTICADEMÚSICA
De veras, antológico
Una de las novedades del último Festival MUD fue la programación de un par de acústicos en horario de vermut. La iniciativa, que fue bien acogida por los aficionados a las músicas dispersas, tuvo lugar en la flamante nueva sede de la tienda Grans Records, único punto de encuentro en Lleida para los amantes del vinilo y con un espacio de degustación cervecero como fantástico valor añadido. No en vano, ya ha acogido charlas sobre música en torno a una ronda de birras y, como ya quedó demostrado en la matinal musical, también como escenario improvisado de conciertos en pequeño formato al que se le puede augurar muchos días de gloria. El caso es que el programador tuvo el acierto de unir para esta nueva experiencia los dos números del cartel con más concomitancia temática, abriendo el fuego los norteamericanos Constantine en formación reducida de trío, y ofreciendo con su quinteto al completo como aperitivo de la actuación vespertina de aquel mismo día, un mini set muy bello y sugerente pero sobre el que no me extenderé para no repetirme en la reseña que les dedicaré próximamente. A continuación, el unplugged del barcelonés Pigmy sirvió para medir de nuevo la grandeza de este singular folk singer, cuyo personal barroquismo, tan repleto de tentaciones oníricas, no halla parangón en nuestro panorama musical actual. Su repertorio sabatino, gemas de los maravillosos Miniaturas y Hamsterdam y algún que otro avance de Manifestación, su nueva joya en ciernes, nos produjo a todos un efecto estimulante y placentero tales que ya tenemos ganas que el próximo MUD retorne a ofrecernos en primicia su nueva producción. De veras, antológico.