Energético feedback

Viejos conocidos de la afición pop lleidatana desde hace más de 30 años que comenzaron a visitarnos, protagonizando varios episodios de aquel legendario meeting mod bautizado como “

The Walrus Weekend”

, su presencia entre nosotros ha sido constante desde entonces no solo bajo la denominación que los vio nacer, sino también en sucesivas reencarnaciones o ramificaciones artísticas como Brigatones, Matamala, Tops Models o Chest, siempre protagonizadas por Albert Gil, su hermano Ricky o ambos al unísono. El caso es que siempre disfrutamos de su presencia pues su ímpetu interpretativo es tan contagioso para el público que todas sus actuaciones suelen saldarse con un energético feedback popular. No tanto por el número de espectadores que van a sus conciertos, que también, sino sobre todo por la perfecta conexión que estos músicos incombustibles logran establecer con los amantes de su power pop de ascendencia sixtie. En esta ocasión, la excusa fue la presentación entre nosotros del doble El tren de la bruja, estrenado hace apenas un par o tres de semanas. Un álbum basado en la narración original del poeta y escritor Carlos Zanón, que ha servido para aglutinar temáticamente 20 canciones originales de los hermanos Gil plenas de emoción. Vestido con ese clásico músculo guitarrero suyo, excelsas voces y armonías, además de la adictiva presencia del órgano Hammond y su sonoridad capaz de resucitar y poner a bailar a un muerto, el resultado práctico del disco ha sido, como pudimos comprobar en el Escorxador, magnífico constituyendo, quizás, el trabajo más redondo y aquilatado de toda su trayectoria. Como diría el filosofal cocinero televisivo: ¡¡BRUTAL!!