Sofisticadamente dulce

El concierto que ha venido a poner brillante punto final a esta –ya– sexta edición de nuestro Festival Interfado local, ha tenido como protagonista a, sin ningún tipo de duda, una de las mejores fadistas mundiales. Hablamos de la elegantísima solista de El Alentejo, Margarida Guerreiro, cantante de enorme raza y que en los más de 25 años que atesora en su hermosa y voluminosa alforja musical, ha ido conquistando públicos no únicamente en su Portugal natal sino también del resto de Europa y del mundo. No en vano, en su peculiar arte interpretativo ha aunado de manera ejemplar tradición y modernidad en cuanto a su manera de enfrentarse al fado, sin huir por ello, tampoco, de otros estilos y sonoridades como el pop, el flamenco o el folk tanto en su vertiente tradicional como en acepciones más contemporáneas. El caso es que con buena asistencia de un público local que poco a poco se ha ido haciendo entendido en un género tan especial como el del los fados y que es capaz de discernir los matices de calidad y dosis de auténtica aportación, el recital de Guerreiro colmó todas las expectativas, agradeciendo la diva a los presentes su educación, el respeto y gran atención por lo que estaba sucediendo en el escenario. El repertorio, una hermosa selección de composiciones de autores como Fernando Pessoa, Cecilia Meireles, Pedro Homem de Mello, Jorge Fernando o Custodio Castelo, algunas incluidas en grabaciones propias o colectivas como Sal y miel, Divas do Fado Novo, Encores Fado, Fadario, etc., sonaron a gloria bendita en la voz sofisticadamente dulce y a la vez melancólica de esta gran artista afincada en Italia, de fama merecida y reseñable escalafón.