CRÍTICADEMÚSICA
Sin palabras
Es probable que entre los artistas preferidos de la mayoría de aficionados al jazz de todos los tiempos estén Miles Davis y John Coltrane, sin duda dos de los nombres más grandes que ha dado la historia de este género. Pues bien, en el concierto que Wallace Roney Quintet brindó en el Jazz Tardor, aunque fuese solo en espíritu, a pesar de que las sonoridades que se pudieron escuchar nos recordaron a ambos de una manera más que palpable, cerrando los ojos nos pareció estar escuchando maravillosos la trompeta de uno y los saxos de otro. No en vano al líder del combo, el gigantesco Wallace Roney, que está considerado el más fiel recreador del estilo y las voces musicales del añorado jazzmen californiano, este le brindó en vida el espaldarazo musical definitivo ‘nombrándole’ su discípulo más aventajado. Y así, como lo hiciese siempre su mentor, Roney se ha sabido rodear siempre de gente de inmenso talento, como pudo demostrarse en su visita a Lleida, trayéndose consigo a jóvenes talentos como el drummer Eric Allen, el pianista Oscar Williams y un instrumentista de veteranía y buen oficio como el contrabajista Curtis Landis. Completando el quinteto, la gran sorpresa de la noche, el saxofonista teenager Emilio Modeste, un talentoso diamante en bruto que pese a su cortísima edad demostró una aptitudes fuera de lo común, pues su admiración por Coltrane y una técnica endiablada que lo emparenta estrechamente con el innovador músico de Carolina desaparecido acabarán convirtiéndolo, sin duda, en un solista estrella que en muy pocos años, por su fulgor, ya no estará al alcance de festivales de pequeño formato aunque peleones como el de Lleida. Sin palabras...