Auténtico fenómeno

Inédito en Lleida, Rick Margitza llegó al frente de un eficiente quinteto instrumental, en este caso europeo (Pierre de Bethmann, piano; Sylvain Romano, contrabajo y Andrea Michelutti, batería), puesto que el saxofonista de Michigan lleva ya casi veinte años instalado en París, como base de sus operaciones. Un auténtico fenómeno de su instrumento (aunque también domina piano, violín y oboe) que no dejó indiferente al mismísimo Miles Davis, que lo tuvo en nómina desde 1988 de forma intermitente (incluyendo participaciones en grabaciones como Amandla (1989) y los directos Live Around the World (1996) y Gighlights from Complete Miles Davis at Montreux (2002), tras descubrirlo y admirarlo, antes de cumplir la treintena, cuando trabajaba en formaciones como las del trompetista Maynard Ferguson, la cantante Flora Purim o la del prestigioso percusionista Airto Moreira, todo ello en caminos expresivos bastante free-jazz. Luciendo una madurez musical espléndida que rezuma la sonoridad de clásicos como Wayne Shorter o John Coltrane pero sin perder las señas de su propia personalidad, destacan, entre sus características más perceptibles, fraseos profundos y seguros, aterciopeladas baladas y, lo más destacable a nivel técnico, un temple interpretativo preciso y precioso que dan la respuesta al por qué grandísimos jazzmen como McCoy Tyner, Chick Corea, Tony Williams o Maria Schneider bregan por tenerlo tocando a su vera. Su actuación colmó todas nuestras expectativas haciéndonos disfrutar hora y media generosa desgranando composiciones propias trufadas con unas cuantas imaginativas recreaciones de sus héroes musicales preferidos.