CRÍTICADEMÚSICA
Gran brillo
La mejor edición de los últimos años del Jazz Tardor concluyó con un concierto totalmente a la altura. Por desgracia no es en absoluto habitual poder disfrutar de formaciones musicales lideradas por mujeres raciales tipo Giulia Valle. Ni siquiera en el jazz –cuya historia ha estado plagada durante décadas de segregación por raza y que, por tanto, debería ser aún más sensible al tema de la igualdad– se les concede a las mujeres el mismo trato como el que se dispensa a los hombres. Hemos tenido siempre muchísimas y magníficas chicas cantantes; instrumentistas notables también ha habido unas cuantas; y en el caso de compositoras y líderes de formación, el número es más bien exiguo, la razón de lo cual –me temo– es la misma por la que en cualquiera de los ámbitos de nuestra sociedad se las tiene de menos: MACHISMO. En fin, que salí muy contento del concierto de la contrabajista italiana, tras poder comprobar la magnitud de su poderío artístico, su fuerza y talento musicales y el respeto que ha sabido granjearse de otros grandes músicos, hombres, en los ya largos años de carrera, con muchas actuaciones por todo el mundo y magníficas grabaciones. Acompañada de un par de músicos de excepción como el baterista David Xirgu y el pianista y teclista marco Mezquida, la artista afincada en Barcelona desplegó los temas de su última entrega, Live in San Francisco, un álbum que capta de forma magistral el clímax ambiental que este combo es capaz de alcanzar. Además de notable instrumentista y arreglista, la calidad de sus emocionantes composiciones le confieren gran brillo y el merecido reconocimiento que el cultísimo público jazzístico leridano le brindó sin ambages.