CRÍTICADEMÚSICA
Im-pre-sio-nan-tes
El eslabón perdido del pasado MUD 2018 o, lo que es lo mismo, la actuación pendiente de Maria Arnal y Marcel Bagès, que fue aplazada hace un mes al haberse unido el dúo a la huelga general del pasado 8 de marzo, tuvo lugar por fin y, como se esperaba, en auténtico honor de multitudes. Me llama la atención cómo funcionan las modas sobre todo tipo de cuestiones de nuestras vidas… y su capacidad inescrutable para lograr atraer a la gente como un imán. Aunque la cuestión del millón de dólares en el caso que protagonizan es si constituyen un fenómeno pasajero y son una moda con caducidad previsible, o lo que subyace en el fondo y forma de su trabajo artístico en común es realmente algo novedoso y guarda visos de prevalencia en el tiempo. Si me dejan apuntar mi propio pronóstico, no tengo duda alguna al respecto; Arnal y Bagès NO son algo perecedero y han llegado para quedarse. ¿Su alquimia particular? Pues trabajar con la tradición musical del territorio junto a composiciones propias, e hibridarlo todo en una interpretación vocal absolutamente rompedora vestida de sonidos electrónicos muy contemporáneos, tratando, además, de lanzar mensajes sobre la recuperación de la memoria o de protesta y reivindicación sociales. La puesta de largo de su multi-premiado álbum de debut, ese notabilísimo 45 cerebros y un corazón que están presentando en vivo desde hace meses por todas partes, también triunfó y de qué manera entre nosotros con un show lleno de momentazos para el público asistente, entregado desde el minuto cero y que acabaría coreando y ovacionando sin ambages a los grandes protagonistas de la noche. IM-PRE-SIO-NAN-TES.