CRÍTICADEMÚSICA
Brillo y calidad
Si escribiese, uno tras otro, todos los nombres y apellidos de los magníficos músicos que conforman la Big Band de Lleida, junto a todos los instrumentistas invitados que acudieron a su más reciente llamada y al de las y los cantantes que también estuvieron presentes aportando voces, ya tendría texto suficiente para esta crítica musical. Y es que esta ya veterana y tan especial formación local cuenta con un número grandísimo de músicos de gran calibre interpretativo –profesionales la mayoría y unos pocos aficionados que no les van a la zaga– que cuando se ponen a hacer juntos música de la buena, el show resultante suele ser de una altura realmente espectacular por su brillo y calidad. Este pasado 2018 se cumplieron sus bodas de plata, efeméride que Jaume Olivé, su flamante director, se encargó de recordar durante el concierto al hablar de los miembros aún en activo y también de otra gente que formó parte de la Big Band y le aportó lustre en su trayectoria. El caso es que la actuación, con sold out imponente, fue repasando números diversos de la mayoría de los espectáculos ofrecidos durante todos estos años: a saber, recuerdos memorables a Duke Ellington, Count Basie, The Beatles, Stan Kenton, Frank Sinatra, swing, soul, la década de los 70... Con los cantantes entrando y saliendo del escenario practicando solos, dúos y tríos, y los instrumentistas invitados simultaneándose también, según la pieza, con los titulares, el caso es que todos los asistentes disfrutamos de lo lindo con esta formación tan nuestra, a la altura, o incluso mejor, que muchas otras de por ahí con –supuestos– mayor prestigio y nombre más contrastado. De verdad, nada que envidiarlas, en absoluto. La cosa estuvo sensacional.