Coherencia artística

Como se comentó en algún momento de su reciente concierto en Lleida, a Els Pets les gusta actuar por estos territorios, aunque últimamente no lo habían hecho con demasiada asiduidad. Mientras los veía actuar, mi mente se retrotraía en el tiempo hasta los últimos años de los 80, recordando sus comienzos que coincidieron, precisamente, con los de un servidor en esta faceta de cronista musical. En esos primeros años del estallido del “Rock Català” encabezando, junto a Sopa de Cabra, Sau y Sangtraït, aquella fantástica generación de nuevas bandas y solistas, poca gente hubiese afirmado entonces que los de Constantí serían, con diferencia, los más longevos y productivos de todos ellos. Estilísticamente, tampoco parecían que su propuesta fuese a perdurar, pues su pop, digámosle sencillo y sin aparente envergadura ni matices, parecía no estar a la altura de las otras tres bandas. Pues… todo lo contrario. No solo el trío original ha logrado conservar intacta su formación fundacional (Lluís Gavaldà, Falín Cáceres y Joan Reig), sino que la trayectoria alcanzada y la obra acuñada en este tiempo, demuestran no solo coherencia artística, sino que su música ha ido desvelando todo este tiempo más matices y profundidad que los que sus inicios auguraban. Y es que crear de manera continuada pop-rock melódico de calidad no resulta fácil y menos aún mantener viva esa espléndida fórmula musical suya. Los que llenamos La Llotja en su honor, comprobamos por qué Els Pets deben considerarse, ya, por méritos propios, historia viva de la música de este país. Confiemos que su reciente Som (2018), producido por nuestro paisano Joan Pons, tenga aún mucha, mucha, continuidad. Ojalá…