Tamaño creador

David Esterri es una de las mentes artísticas preclaras con, seguramente, la cabeza musical mejor armada de nuestro territorio. No en vano lleva más de dos décadas ininterrumpidas compatibilizando sus tareas docentes y pedagógicas con el desarrollo de esa carrera de hacedor musical en la que ha sido capaz, y con mucho mérito, de dar rienda suelta a ese talento compositivo e interpretativo suyo tan superlativo surcando toda clase de géneros, desde la música de cámara al jazz, pasando por la ópera, la sardana, el folk, la rumba, el rocanrol, el pop o la canción de autor, siempre con fortuna y acierto indudables, dada su condición, además, de versátil multi-instrumentista. Los más viejos del lugar le recordamos un incipiente arranque a bordo de formaciones míticas como Orquesta Bogart, Los Inquietos o los primeros Pixie Dixie, bandas inspiradas por el rockabilly de los 50 y otras sonoridades retro, pasos previos a otras aventuras artísticas más adultas en las que sus aportaciones musicales, en forma de obra ya imperecedera, le otorgan rango de tamaño creador aunque no siempre comprendido ni valorado en su justa medida. Lo sensacional es que su humildad es directamente proporcional a su altura como artista y mientras siga dando muestras de su poderío, le tocará –me temo– ir aguardando el reconocimiento masivo de su arte hasta cuando ya no esté entre nosotros para disfrutarlo. Su última aparición coincide con un nuevo disco, Nyaposil, vinilo de formato caprichoso con versiones de héroes admirados junto a piezas suyas de cuño reciente que le retrotraen a sus inicios. Como siempre, buen humor y ritmo para una tarde dominical de las divertidas de verdad.