Emocionales y envolventes

Siempre es saludable estar al caso de lo que en materia jazzística se cuece en Europa más allá de los Pirineos. Aunque en Francia, incluso desde épocas anteriores a la II Guerra Mundial, empezó a emerger una magnífica escena jazzística con locales de enjundia, sellos discográficos y revistas especializadas y, por supuesto, una pléyade de músicos bastante notable, no siempre mantuvimos el feedback necesario con nuestros vecinos durante los años que tuvimos que aguantar a la dictadura y en que la cultura No oficial y alternativa a los gustos del régimen tanto se resintió. Entrados ya en democracia, la cosa mejoró y esa sinergia entre Francia y España beneficiándose de ello géneros musicales alternativos a la música comercial imperante, como el jazz. En Lleida hemos tenido la oportunidad de disfrutar de músicos galos magníficos como Guy Laffitte o Thomas Bramerie, combos como Paris-Barcelona Swing Connection y Five in Orbit, participados por músicos franceses en torno al catalán afincado en París Ramon Fossati o, cómo no, el gran Stéphane Grapelli, que protagonizó un concierto muy recordado por los aficionados locales en el Granados. Le tocó ahora a otro Stéphane, de apellido tan cinematográfico como Belmondo, un estupendo trompetista y fiscornista con un lenguaje propio muy melódico y sensual, además de aventajado compositor. Acudió acompañado de otros dos cracks, el baterista Gonzalo del Val y el contrabajista Manel Fortià, que juntos protagonizaron un show muy completo y variado sonoramente que agradó mucho a todos los presentes dada la destreza interpretativa del trío y el repertorio envolvente y emocional que escogieron para obsequiarnos.