Mishima, infalibles

Mishima se ha labrado su carrera a base de insistir, disco a disco, e ir ganando adeptos fuera de la zona de confort que les supone ser un grupo indie, por defecto lejos de los grandes escenarios. O eso se supone. El llenazo hasta la bandera del Cafè del Teatre – y del pasado verano en la Seu Vella–, con colas en la puerta incluso minutos antes del inicio del concierto, pueden empezar a desmitificar tal suposición por lo que a Mishima se refiere. El grupo, muy cómodo en el escenario, dio un recital de más de hora y media en el que fue su último concierto del año y de la década, en el cual repasó los temas más destacados de sus veinte años de trayectoria. De hecho, sonaron todos. Desde Tornaràs a tremolar hasta L’última ressaca, pasando por Un tros de fang o Qui més estima, por nombrar solo cuatro de los veinte temas que interpretaron.

Todos forman parte del último disco de la banda, Ara i aquí (2019), grabado en directo hace justo un año en la sala Apolo de Barcelona. El público, entregado desde un inicio al concierto –en el que hubo lanzamiento de ropa interior incluido–, acompañó la mayoría de canciones, con especial atención a la íntima atmósfera que se creó con Cert, clar i breu. Un espectáculo en directo en el que la banda –acompañada de una sección de viento– desplegó su música infalible, sin pestañear, demostrando el gran momento de madurez de su carrera. Por su parte, David Carabén, líder de la formación, mostró un carisma y una solvencia vocal que cautivó incluso a quienes fueron con reservas al concierto, que debieron salir con la percepción de estar ante una de las más grandes y resolutivas bandas de nuestro país.