Manel, magistrales

El de Manel era uno de los conciertos más esperados de la temporada, no en vano agotaron todas las entradas en pocos días poco después de sacar su quito álbum de estudio, Per la bona gent. Con una puesta en escena exquisitamente minimalista y cuidada, los primeros veinte minutos los dedicaron a los temas del último álbum, con los que el público disfrutó del espectacular juego de luces. Luego, ya con un primer problema de sonido resuelto, dieron rienda suelta a temas clásicos de la banda, desatando la euforia de la sala llena hasta la bandera y entregada en cuerpo y alma en todo momento al cuarteto, que mostró con total solvencia su acomodo al nuevo estilo más eléctrico.

Con esta estética musical sorprendieron con Captatio Benevolentiae, única referencia al aclamado primer disco, adaptada sin su ya defenestrado ukelele. Siguieron con el himno Jo competeixo, una preciosa alegoría de diez minutos a la superación. El resto del concierto, que alcanzó las casi dos horas de directo, lo saldaron con creces con temas de los otros discos, como La cançó del soldadet o Les Cosines, enlazadas con los sencillos de última hornada, Boy Band y Per la bona gent, videoclip que grabaron en tierras leridanas. La mecha final, con dos bises, quemó con el público de pie bailando al ritmo de Teresa Rampell, Boomerang y Benvolgut.

Manel demostró su excepcional gestión del talento y su capacidad de adaptación a los tiempos modernos. Sin traje de profesores europeos ni grandes circunloquios encima del escenario, nos dijeron a todos que aún les queda mucho por ofrecer y que no les importará si dejan de mirar más allá del mar.