Regalo para los sentidos

No puedo con los solistas que cuando cantan modulan de forma artificiosa la voz. Es una manía extendida entre nuestro parque de cantantes, influenciado por esa pléyade de estrellas anglosajonas en auge las últimas décadas y que parecen como de producción hecha en serie a partir de un molde único y poco original. Una auténtica pena, pues dicho factor más que favorecer al intérprete lo que consigue es estandarizarlo en lugar de singularizarlo. Cuántas veces una voz natural bonita se ha echado a perder tratando de parecerse a no sé quién famosillo, en lugar de tratar de potenciar sus auténticas cualidades y frescura natural. Eso es lo primero que me ha llamado la atención de Sandra Bautista, esta primera oportunidad que he tenido de verla y oírla actuando en directo en la hermosa programación Espai Acústics del Orfeó Lleidatà. Acudió con sus nuevas canciones empaquetadas en Trapezista (2019), su segundo álbum, salpicadas de algunas otras extraídas de La Casa de les Mil Olors (2017), su disco de debut, y que ya nos pusieron en aviso de la maravillosa potencialidad y talento melódico de esta cantautora de Martorelles, cuyas composiciones desprenden frescura y sinceridad. Con claras influencias de géneros latinos y de la música de autor de mayor sensibilidad, su bouquet musical es un auténtico regalo para los sentidos. La sesión entre nosotros, acompañada del estupendo guitarrista y “loopista” Víctor Martínez Galeote que también aportó segundas voces, convenció absolutamente a todos los que acudimos a su encuentro, deseosos de un rato agradable a base de canciones tan bien trabadas formalmente y con letras de esas que, de verdad, nos dicen cosas.