Entusiasmo inusitado

Los cronistas abusamos con cierta alegría de términos como ‘histórico’, ‘legendario’, ‘mítico’ o ‘fabuloso’ cuando se trata de alabar a un artista o conjunto que, en teoría, ha marcado el devenir y la evolución de cualquier género musical. Por eso, en este caso, dichos adjetivos no resultan en absoluto gratuitos y si se los otorgamos al guitarrista Martin Barre es porque su trayectoria y aportación se los merece. Miembro activo de los LEGENDARIOS Jethro Tull durante 43 años, varias docenas de álbumes y un porrón de conciertos como guitarra, flautista y vocalista ocasional junto al líder carismático de la banda, Ian Anderson, se le deben también unas cuantas aportaciones en materia compositiva y haberse marcado algunos solos que han pasado a la posteridad como de lo mejorcito de la historia del rock, folk-rock, rock-bues o jazz blues. Es decir, todos los territorios sonoros por los que deambularon los Jethro, como miembros incuestionables de la primera división de la música de vanguardia y progresiva anglosajona, hasta cuando los teclados y las cajas de ritmo lo invadieron todo y empezaron a restar a esta maravillosa música parte de su atractivo primigenio. Un lujo, pues, haber disfrutado en casa de tamaño artista interpretando temas propios y varias joyas de la banda que le ha hecho inmortal, acompañado de finos estilistas de amplio recorrido profesional como Darby Todd (batería) y Alan Thomson (bajo), junto a Dan Crisp, guitarra y cantante, perfecto ejecutor de la tonalidad vocal del gran líder de los Jethro Tull. Sala hasta la bandera y un Martin Barre a tope y con entusiasmo inusitado para un tan veterano, pero que lució forma física y simpatía envidiables.