Calibre y magnitud

Este remozado pub Antares ha ganado en amplitud para los músicos y comodidad para los espectadores y está sumando enteros como espacio para actuaciones musicales en un ambiente familiar tan acogedor que merece que todos aquellos que aún no lo conocen se tomen la molestia y lo visiten lo antes posible.

Y si a este continente de innegable calidad se le suman contenidos artísticos de enjundia, un resultado final exitoso está garantizado, pues el público responde y muy bien por cierto, como he podido comprobar en mis últimas visitas al histórico local jazzístico. En este caso la parte artística venía pero que muy bien apuntalada por el brillante saxofonista californiano Jim Snidero, de tan amplia y reputada trayectoria como músico y docente, que se rodeó para la ocasión, de un trío excelente de paladines acompañantes de la talla del guitarrista Jordi Farrés, virtuoso donde los haya, y dos de nuestros paisanos aventajados del género, el contrabajista local Ignasi González y el baterista de Tàrrega Roger Gutiérrez, músicos ambos por los que siento querencia y admiración especiales. La velada fue realmente placentera con el combo rindiendo a buenísima altura tanto en los abundantes solos, que cada uno de ellos protagonizó luciendo gran dedicación, técnica y dotes de improvisación sorprendentes, como en los fraseos conjuntos que demostraron la remarcable capacidad de compenetración de los músicos oficiantes y un sonido compacto y sin fisuras.

El repertorio, temas de Snidero y de Farrés, además de los consabidos estándares de esta clase de eventos, hizo las delicias del público que disfrutó a raudales con un cuarteto de tanto calibre y magnitud.