“Mono” tremendo

Digamos que –parece– la normalidad está llegando poco a poco al negocio músical. Con cuentagotas las salas de Lleida van recobrando sus programaciones y, eventos como el Jazz Tardor, aunque con ciertos quebrantos organizativos y de público, igualmente están logrando, eso sí, con mucho esfuerzo, volver a la acción logrando montar actuaciones en vivo. En el caso del Espai Orfeó, aunque se echa en falta su chiringuito de bebidas y esa disposición en mesas que tanto nos gusta, estilo bar musical, el turno el pasado 28 de noviembre le tocó al compositor, guitarrista y cantante de la Ribera d’Ebre Xarim Aresté, que acudió “a pelo” y sin banda de acompañamiento, en formato cantautor. Con un “mono” tremendo al no poder moverse por todo el territorio para actuar frente al público, tras largas semanas de confinamiento domiciliario y perimetral –según explicó al comienzo mismo de su show–, el de Flix se lanzó con los temas compuestos y grabados con urgencia durante el encierro primaveral. A saber, las canciones que constituyen sus dos últimas colecciones discográficas tituladas, Mercuri y Venus, inspiradas en su querencia por la mitología y la espiritualidad, pero también por el amor. Utilizando como hilo conductor de todo el recital su faceta menos conocida de showman, con un discurso muy irónico, mordaz y cáustico al presentar y comentar cada tema que iba a interpretar, el espectáculo se construyó en dos partes, una acústica y otra eléctrica con las que Aresté demostró, en ambas, además, su infinita capacidad y maestría guitarrística. El resultado práctico, una sesión musical la mar de entretenida y libre de artificios superfluos, con un artista en estado magnífico de forma, pese a todo, y con unas ganas enormes de agradar y hacernos pasar el rato estupendamente.