'Enfant terrible'

POP-ROCK

Tras la anulación de la edición de 2020 del Festival Músiques Disperses a causa del estallido de la pandemia, esta última visita a Lleida de Pau Riba constituyó una ocasión única para escuchar completo, en vivo y en directo, aquel Dioptria (1971), legendario álbum doble de debut junto a los progresivos OM, que acaba de conmemorar medio siglo de su lanzamiento en pleno tardo-franquismo y revelando ya entonces al, seguramente, más histriónico artista catalán del siglo XX. Al final de su actuación en este MUD 2021, pudimos comprobar su auténtico estado de salud musical, cuando, guitarra acústica en mano, quedó solo ante el peligro sin nadie a su alrededor, para interpretar su inmortal Noia de porcellana. Digo esto, pues, siendo sin embargo un imaginativo y vivaz compositor con auténticas perlas musicales en su haber, el bueno de Pau no ha destacado jamás por ser un cantante excelso y, con los años de guerra profesional y vida hippy que lleva a cuestas no son, la verdad, ni su potencial de voz ni tampoco su capacidad de afinación las facultades que mejor han envejecido. Casi todo lo demás, bastante bien. Consciente de ello, ya lleva algún tiempo apoyándose en De Mortimers tanto en la cuestión del respaldo instrumental –una banda perfectamente engrasada y hábil para todos los palos– como en las aportaciones de varios de sus miembros para la parte vocal, pues donde el mallorquín ya no alcanza, los de Tiana le sostienen magníficamente bien.

A estas alturas de la película no conviene ponerse estupendo cuando se trata de valorar a creadores como Riba, histórico donde los haya. Al contrario, debemos festejar con alegría poder seguir disfrutando de la vitalidad y gracia intrínsecas de un enfant terrible como él, capaz de sorprender con tan indisimulado descaro y esa capacidad de provocar, sin parangón por estos pagos. Y este Dioptria, pues un auténtico regalo, gallos aparte.