Trepidante y encantadora

POP-ROCK

 

Siempre he afirmado que las actuaciones que menos me gusta reseñar son las que se organizan en el ámbito de la Festa Major. Las razones, obvias para mí: aglomeraciones excesivas de gente por ser gratuitos la mayoría de conciertos, falta de interés (y de respeto) hacia el artista o banda que estén oficiando por parte de unas pocas personas que te acaban amargando el rato pues acuden a las fiestas a divertirse –SÍ, lógicamente como todo hijo de vecino–, pero que no respetan a quien tienen al lado o enfrente.

El año pasado no hubo fiestas por culpa de la pandemia y este se han celebrado a medio gas y con medidas preventivas y restrictivas las cuales, pese al incordio y las dificultades de acceso y acomodo, me han permitido, sin embargo, gozar de esta música mejor que nunca en estas circunstancias, sentado y sin atropellos de nadie y pese a no haber podido acreditarme en todos los eventos musicales que hubiese deseado habiendo dejado en la estacada a varios músicos de gran querencia personal y artística. .

El caso es que acudí a escuchar a Maika Makowski con ganas para ver su evolución desde aquella última visita suya a Lleida durante el MUD 2018 y comprobé que se halla en un momento profesional realmente dulce aunque mucho más ‘punkye’, sonora y gestualmente de lo que la recordaba. Ofreció un set musical tan electrizante como divertido, seleccionando canciones de sus siete trabajos discográficos de estudio, sobretodo del último, MKMK (2021), y varios estrenos para la ocasión, amén de alguna versión ajena sorprendente.

Acompañada por una banda compacta y de admirable versatilidad instrumental y coral, la mallorquina echó el resto, obsequiando a todos un show trepidante y encantador en la que su energía apabullante no cesó en ningún instante del mismo.