Estupenda presencia y maneras

POP

Debo confesar que no sabía quién era Ana Mena hasta que me llegó la información periodística sobre este festival. Cosa lógica por otro lado, siendo mi cultura y hábitos profesionales y vitales bastante analógicos y los que envuelven a esta joven artista malagueña totalmente digitales. No cabe duda que los de mi generación, aunque trampeamos con las redes sociales y tratamos, más o menos, de estar al día en cuanto a las novedades musicales y todo lo que las envuelve, se nos escapan aún demasiadas cosas, y nuestra lógica y actitudes de comportamiento relacionadas con aquellas, poco o nada tienen que ver con la vida de los millennials.

El caso es que, tras documentarme un poco sobre su trayectoria y logros, acudí a escucharla con ganas de entender mejor las cosas. Mi primera sorpresa fue constatar la filiación de su corte de fans, formada por gente muy joven –niños y adolescentes en su inmensa mayoría– y, claro está, muchos padres acompañantes por obligación. En la parte artística, vimos a una cantante, moderna y muy a la moda de lo que suena en redes, de estupenda presencia y maneras encima del escenario, acompañada de un trío competente de músicos que le dieron en todo momento la cobertura necesaria.

En cuanto al repertorio, su aún exigua producción, un par de docenas de canciones a lo sumo, en las que la propia Ana –al parecer– ha colaborado como letrista, para conformar un show en vivo de pop alegre y desenfado, pero sin más pretensiones pero apropiado para el público al que va dirigido.

No nos cabe duda, debemos destacar el reseñable triunfo en Lleida de la rubia cantante andaluza, que dejó razonablemente contenta a su ya, a priori, entregada parroquia local de seguidores, pero que hubiesen aplaudido y celebrado, aún más, un concierto de más duración que los escasos y rácanos cuarenta y cinco minutos que nos brindó en conjunto.