Howard Alden & Dan Barrett Quintet: Pura elegancia

¿Recuerdan Sweer and Lowdon (aquí titulada Acordes y desacuerdos), la película de Woody Allen de 1999, protagonizada por Sean Penn en el papel de Emmett Ray, según la trama, un legendario pero ficticio guitarrista de jazz de los años 30, en ese momento segundo mejor guitarra de jazz del mundo junto a Django Reinhardt? Pues sí, un versátil Howard Alden fue el encargado de interpretar todas las partes de guitarra acústica solista de aquella exitosa película, además de entrenar a Penn para que tocara el instrumento en su papel y por el que recibió una nominación al Oscar como mejor actor. O sea, hablamos de un crack jazzístico de altísimo nivel, al que tuvimos el placer y la suerte de poder ver en acción en el Auditori de Lleida compartiendo liderazgo de combo con el trombonista Dan Barrett, igualmente en magnífica forma y quien, por fortuna, ya nos tiene bien acostumbrados en Lleida por su presencia bastante a menudo. Con la sala registrando una estupenda entrada de público –próxima al sold out– y la formación completándose con magníficos estilistas como el saxofonista de Alcoi Enric Peidro, el pianista británico Richard Busiakiewicz y la base rítmica formada por el contrabajista alicantino Andrés Lizón y el drummer francés Guillaume Nouaux, la actuación de la denominada The International Classic Jazz All Stars (en la prensa especializada se les conoce como “La ONU del Swing”, al estar conformada por intérpretes de diferentes nacionalidades) fue de tomo y lomo, ofreciéndonos todos juntos un espectáculo musical de gran factura, ciñéndose en todo momento al lenguaje intemporal del jazz tradicional que dominan con tanta maestría.

Pero si tuviésemos que destacar alguna de las innumerables virtudes que ostentan esta pléyade de grandes músicos, sería la elegancia con la que ejecutan siempre su repertorio. Un jazz sin estridencias ni excesos, de sonoridad plácida y sugerente y demostrando gran generosidad entre todos en el reparto de papeles, para que ninguno pudiese parecer estar por encima del resto en ningún momento del espectáculo. En fin, una selección exquisita de estándares de los años treinta y cuarenta para unas recreaciones maravillosas que tardaremos mucho en olvidar.