En el marco del ciclo
Espai Jazz del Orfeó Lleidatà, asistimos al concierto de los hermanos Casares, Joan y Lluc, de estirpe familiar jazzística y presencia incansable desde hace años en las escenas catalana y nacional del género, pero con, también, buen recorrido y un renombre ganados a pulso a nivel internacional. Después de trabajarse a destajo y durante años toda clase de formatos, pero haciendo especial hincapié en el clásico de trío (saxo, contrabajo y batería) con muy diversos compañeros instrumentistas, en esta ocasión comparecieron ante el público aficionado local con una variación, cuando menos atractiva, como fue apostar por el órgano Hammond de Abel Boquera, gran especialista de la máquina, para dar un plus rítmico a este proyecto de novísima creación. Con la coquetona sala del Espai Orféo a medias de su aforo, pero con predisposición y ganas a tope para agradar, los oficiantes nos regalaron un muy interesante repertorio de estándares, con homenajes a grandes saxofonistas, trufado con diversos acercamientos al Great American Songbook, es decir, ese frondoso cancionero estadounidense que reúne a las más conocidas composiciones de su cultura popular, la mayoría compuestas desde el Tin Pan Alley para los musicales de Broadway y el cine de Hollywood de la edad dorada, por leyendas como Jerome Kern, Irving Berlin, George Gershwin, Richard Rodgers, Cole Porter o Hoagy Carmichael, que acabaron convirtiéndose en temas prolíjamente utilizados por el jazz.
Así que, con tan buen material de trabajo y el buen hacer de estos tres brillantes estilistas jazzeros barceloneses (Boquera, de Vilanova i la Geltrú), la sesión transcurrió plácidamente y de menos a más, porque los espectadores en seguida conectamos con la propuesta, demostrándolo con nuestro apoyo y aliento continuos. Con acertados comentarios entre las piezas, el mayor de los hermanos Casares nos fue regalando, de forma muy didáctica y amena, interesante información sobre las composiciones ejecutadas y sus creadores, cosa que siempre es de agradecer, pues aparte del placer de escuchar muy buena música no menos agradable es, también, aprender de ella.