Blindpoint. Lógicas cuestiones decibélicas

Los habituales de esta columna saben que, pese a tratar de cubrir un abanico amplio de géneros musicales modernos con toda clase de solistas y bandas, al final no son muchas las ocasiones en que nos centramos en espectáculos de hard rock, heavy metal o cualquiera de sus múltiples variaciones estilísticas, que dejamos para nuestro colega y, sin embargo, amigo Andrés Oh, Yeah Rodríguez, mucho más ducho en la materia. Supongo que haber sido editor del portentoso Metal Extremo: 30 años de oscuridad (1981-2011) y de su secuela no menos valiosa, Metal Extremo 2: Crónicas del abismo (2011-2016), del gran especialista Salva Rubio, me han servido para ser un poco más sensible por esta clase de música NO apta, por lógicas cuestiones decibélicas, para todos los públicos. Así las cosas y porque no viene mal de vez en cuando apostar por cosas de cierto riesgo, voy a referirme al último concierto de los locales Blindpoint, de quienes no tenía noticias desde que los escuché por última vez en la sala La Boîte antes de la pandemia.

La ocasión vino que ni pintada pues el reciente estreno de A Technical Default invitaba a conocer en qué punto de forma se hallan y si han variado algo sus armas ya conocidas. Pues la grata sorpresa ha sido su colaboración con estudiantes de gráfica publicitaria de la Escola d’Art Ondara de Tàrrega, quienes han creado la estética del disco y han elaborado un impactante video promocional. Dicho esto, comentar que, con una entrada de público semejante y los Blindpoint dándolo todo encima del escenario, el resultado no podía ser otro que un gran éxito y la sensación de que estos tíos ya están tardando en ir más allá de Ponent para lograr mayor reconocimiento del que ostentan aquí en la actualidad.

Me van a permitir que opine que, visto lo visto, su potencia, engrase instrumental y voz incomparable, no tienen nada que envidiar a docenas de bandas que circulan por el territorio nacional, las cuales, aparentemente, han logrado triunfar en el segmento correspondiente sin muchos más méritos que los de nuestros convecinos.