POP-ROCK
Grupo: Wilco
Lugar: Parque José
Antonio Labordeta
Zaragoza
Fecha: 21 de junio de 2022
Wilco es una de mis bandas preferidas del género “americana” surgidas en la última década del siglo pasado y lo que llevamos de este XXI. Jeff Tweedy, un creador visionario donde los haya, ha sido siempre capaz de sorprendernos y en la docena larga de álbumes que ha editado desde su debut, han sido mayoritarias las obras notorias que las de rango menor, por eso el balance de lo que ha sido todo su trabajo, lo coloca entre los más importantes artistas y bandas norteamericanas de los últimos cuarenta años. Afortunadamente para todos sus seguidores, los de Chicago han viajado hasta la península unas cuantas veces por lo que no ha sido excepcional el haber podido gozar en vivo su extraordinario bagaje de canciones. En esta gira por territorio español que ahora les ocupa, nos hemos desplazado hasta Zaragoza para poder escuchar las canciones de su magnífica última entrega discográfica, el doble Cruel Country, editado este mismo año y que ha vuelto a dar en la diana, arriesgándolo todo de nuevo con un álbum de country melódico, como de otros tiempos, que nos ha parecido sencillamente soberbio. Con un aforo de más de 2.500 espectadores, el coquetón Jardín de Invierno del Parque Labordeta de la capital aragonesa fue marco incomparable para que los Wilco, huérfanos por covid de su guitarrista Nels Cline, ofrecieran, sin embargo, un espectáculo a la altura de las expectativas de todos los acudimos a verlos. Sin sustituirlo, los restantes miembros de la banda, Glenn Kotchke (batería), Michael Jorgenses (teclados), John Stirratt (bajo), y Pat Sansone lucieron a muy buen nivel, secundando brillantemente al genio de Chicago para que la ausencia del guitarrista pesase lo menos posible, como así sucedió efectivamente. El show de dos horas observó un crescendo evidente, alternándose temas nuevos con bastante de sus joyas anteriores, todo ello presidido por un muy buen ambiente y sincera admiración entre los asistentes. Varios bises, más joyas, y la sensación de que el bueno de Tweedy tiene rollo para mucho más tiempo todavía.