CRÍTICADEMÚSICA
Gran bienestar y placer
Con una sala B del Auditori Enric Granados casi llena, estupenda acústica y público súper predispuesto a gozar de un rato de jazz de altísima escuela, el espectáculo respondió, sin lugar a dudas, a todas las expectativas creadas a priori, pues fueron de nota –altísima– el lirismo y el calor con el que ambos intérpretes principales se mostraron en las partes solistas, o formando dueto, junto a los magníficos fraseos del pianista, y las partes de soporte rítmico conformado por el contrabajo y la batería. Respecto a Herring, a quien no habíamos tenido aún oportunidad alguna de ver en vivo, la reputación que le precedía y ese currículum de trabajo, grabaciones y colaboraciones suyas que quitan el hipo, este primer encuentro para escucharlo fue de lo más reconfortante, haciendo buenas todas las expectativas que nos habíamos planteado en torno a su figura y a sus más que reseñables calidades técnicas. Una auténtica maravilla que, sumada al estupendo estado de forma de Magnarelli y compañía, nos dejó unas sensaciones de placentero bienestar amén de ganas de volver a escucharlos de nuevo a todos, juntos o por separado, lo antes posible.