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Natalia García, Nat Simons, durante su actuación.

Natalia García, Nat Simons, durante su actuación.J.C.

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ROCK ALTERNATIVO

Intérprete: Nat Simons

Sala: Can Ramon’s Cave

Fecha: 10 de febrero.

★★★★☆
Natalia García Poza –Nat Simons de nombre de guerra– nos contaba antes del primero de sus conciertos en la coquetona cava de Can Ramon, de limitada capacidad, pero enorme glamour, que su parón durante la pandemia, como el de la mayoría de los artistas, fue duro en lo personal, a causa de la enfermedad de personas próximas y queridas, pero productivo en lo artístico pues aprovechó el tiempo para componer bastante y, visto lo visto, para reordenar sus perspectivas musicales. Parece que finiquitada ha quedado esa etapa de sonido “americana” que dio lugar a Lights, segundo larga duración suyo, con producción Gary Louris de The Jayhawks, y que le permitió, antes del cierre de salud obligado, acompañar a Loquillo como guest de su gira 40 Aniversario, tocando en grandes recintos de Bilbao, Valencia, o la Ciudad Condal y frecuentar festivales de verano por toda nuestra geografía alcanzando su proyección popular máxima. Ahora, protagonizando un triple salto mortal, para sumergirse en el glam, el punk y el rock alternativo de los 90, la compositora, cantante y guitarrista madrileña se ha sacado de la manga –de mucho trabajo, vamos–, Felina (2021) un disco portentoso, sonoramente muy vívido y brillante, que ha roto de forma radical con todo lo que conocíamos de ella. A los shows que nos regaló aquí, llegó en configuración de trío, secundada por su hermana Helena, que aportó teclados y voces, y su pareja, el guitarrista Anxel P. Sol, que tocó y también cantó a ratos, ofreciéndonos juntos un repertorio bilingüe con canciones de sus tres álbumes, pero haciendo hincapié, sobre todo, en ese último trabajo fascinante. La verdad es que asistir en petit comité a un espectáculo para apenas dos docenas de espectadores y a una distancia máxima de un par de metros de los oficiantes resulta un placer inigualable. Si además la artista principal es de tal calibre y empoderamiento, entonces “apaga y vámonos”, que superar algo así va a resultar más que improbable.
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